Un enorme panel que reza la frase El abrazo de la Lectura es lo primero que se enfrenta al ingresar a la sala donde esperan los estudiantes del Instituto de Educación Superior “Domingo Faustino Sarmiento”, en Colonia Benítez. Se llega a este municipio, después de recorrer en auto, alrededor de 30 kilómetros, desde la ciudad de Resistencia, donde se celebra al 22º Foro Internacional de Fomento del Libro y la Lectura que organiza la Fundación Mempo Giardinelli. Sí, el inolvidable escritor argentino de libros como Luna caliente, Visitas después de hora o Santo oficio de la Memoria que viene organizando desde hace más de dos décadas la que es conocida como la fiesta literaria no comercial más importante del este lado del mundo. Los más de 3 mil asistentes que cada día colman el salón donde se presentan las mesas de discusión con decenas de invitados provenientes de Argentina y otros países de Latinoamérica son la prueba más elocuente del impacto que han provocado tantos años de trabajo sostenido. Por eso llego a Colonia Benítez, como parte del programa de actividades que permiten “sacar al Foro” de Resistencia y compartir la experiencia de sus invitados con quienes no pueden llegar hasta la capital de la provincia de El Chaco. Lo que no debiera ser más que una reunión entre una periodista chilena y un grupo de estudiantes de primer año de Educación Básica se presenta como una recepción sumamente cuidada hasta en sus mínimos detalles: el panel con la mentada frase lectora engalanada con las banderas argentina y chilena, una sala toda decorada con frases literarias, un panel que ilustra la vida de José de San Martín y el gran abrazo de Maipú con que le cediera a O’Higgins la independencia de Chile hasta una mesa rebosante en delicias culinarias caseras, además de un álbum de fotografías de los mismos estudiantes junto a la flora nativa del lugar y un mate grabado con el nombre de la invitada, mostraban el cariño y hospitalidad de los futuros maestros. “Todo lo hicieron ellos con sus propias manos”, se apuraba en señalar la profesora de lengua, Nélida Sabina Franco, quien tuvo a su cargo hacer la breve reseña de la invitada antes de su alocución que sería escuchada además, por otras autoridades del municipio de Colonia Benítez, conocido como la Capital botánica de la Provincia de El Chaco, desde sus orígenes como localidad agrícola. Una recepción que sobrecoge a la invitada, aun más cuando se entera por boca de la misma profesora que es la primera generación de maestros que se forman allí, en Colonia Benítez. Una posibilidad que surgió luego de convencer a la autoridades de que los estudiantes merecían esa oportunidad en su propio pueblo, que no tenían porqué acudir al corazón de Resistencia, desperdiciando tiempo y dinero, quienes podían o marginando a los que no. La generosidad de la Escuela Primaria del lugar para cederles su pasillo central donde cada tarde disponen las sillas y el pizarrón para hacer sus clases instructivas los más de treinta normalistas son una muestra más de las formas de solidaridad y cariño que se cultivan de manera natural en el nordeste argentino.
Son los ecos del Foro los que llegan hasta Colonia Benítez y que ellos agradecen como si estuvieran en la primera fila de la Fiesta. La experiencia se repite para cada uno de los invitados en las respectivas escuelas y espacios que visitan para conversar con docentes o mediadores de lectura. Así le sucedió a Mario Méndez en la Escuela 518, Comandante Andresito o a Jorge F. Hernández en la Escuela Primaria para adultos de Barranqueras…Es el abrazo de la lectura que se extiende por todo El Chaco, una forma contagiosa del amor por la lectura y los libros, que pone a una ciudad completa en “estado de lectura”, como lo señalara el propio Giardinelli en su vitoreado discurso inaugural. Un intelectual comprometido que optó por volver a su pueblo natal después de su exilio mexicano y allí continuar su prolífica obra literaria. Una opción que no le bastó sin agregarle la militancia por la lectura que lo ha llevado a formar a legiones de mediadores, tarea para la cual ha convocado incluso a las abuelas para convertirlas en cuentacuentos. Todo un frente de resistencia cultural que se impone como escudo protector permitiendo que la locura los libros y la lectura se apodere de sus ciudadanos sin inhibiciones. Un ejército de librepensadores que se reúne para idear nuevas maneras de resistir en un mundo complejo y no menos violento. Lectura que abre los ojos, como señala su lema, pero, sobre todo, el corazón.