¿Es posible llegar al anhelado ingreso per cápita de país desarrollado? Antes de seguir Ud., como lector, podría dar su propia respuesta: si cree que se logrará, y hasta anticipar el año de ocurrencia, siga leyendo; si piensa que no se logrará le rogamos que igual siga leyendo porque le pueden sorprender ciertos anticipos esgrimidos por autoridades y expertos nacionales desde ya a mediados del siglo pasado.
La histórica levedad del crecer. Desde hace décadas que diferentes autoridades, academia, gremios empresariales, centros y especialistas han hecho propuestas: de estrategias, de “el otro modelo”, de creación de instituciones (Corfo, Cnid), de pilares, de vectores, de proyectos xx, crecer al 5% u otros medios para llegar al desarrollo económico nacional. Estos esfuerzos son meritorios y relevantes porque significa que ha habido personas interesadas en que se llegue a niveles de ingreso per cápita de un país desarrollado (ipcd).
El peso de la realidad. Chile tiene un ipcd de alrededor de 12,5 mil EUR (euros) anuales. Un país desarrollado debiera tener, actualmente, un ipcd de alrededor de 40-50 mil EUR anuales, monto difícil de alcanzar por Chile en los próximos veinte años. Pasar a tener un ipcd de unos 37.000 EUR, con una tasa de crecimiento pareja de 6% anual, requeriría 21 años, o sea, por allá por el 2038, y habría que esperar que las actuales naciones desarrolladas dejaran de crecer en ese período, lo cual parece absurdo. Por lo tanto, lo que se puede esperar con las propuestas nacionales conocidas es: ¿Un desarrollo económico algo mejor que el promedio anual alcanzado en los últimos 10 años?
Anacoretas del desarrollo. No es la primera vez que en el país se emiten escritos que anuncian posibles desarrollos económicos de nivel superior. Creemos que hay vestigios de frases referidas al futuro desarrollo del país desde mediados del siglo pasado y como es visible, a la luz de las cifras o tasas de crecimiento, esas anticipaciones fueron pura imaginación, populismo o fantasía o resultados de reuniones o encuentros nacionales e internacionales centradas en ilusiones y sueños irreales o simples deseos.
Un presente del futuro: crecimiento. Pero hoy día nos encontramos de nuevo con propuestas de desarrollo que lleven a tasas anuales superiores a las históricas, y que se lograrían a partir del agua, el sol, el cobre, el litio, el cobalto, y de otros recursos naturales o materias primas científica y tecnológicamente bien explotados, por otra parte la academia asimismo propone crecer proyectivamente al 5% anual.
Estas últimas son miradas típicas del futuro para personas que son especialistas e interesadas en alguna particular rama del saber, de algunas ciencias y de algunas visiones ideológicas, económicas, políticas o sociales. Para estas propuestas lo que debiera ocurrir en el futuro está determinado porque ese o esos elementos de acción (estrategias, proyectos, medios, pilares, vectores, condiciones o como se les llame) que se proponen y su aplicación debiera llevar a unos resultados que se pueden anticipar porque así está explicitado en los planes y programas respectivos. Lamentablemente estas propuestas no se detienen a describirnos las condiciones del entorno en ese o esos mundos futuros en que se proyectan y menos en integrarlas coherentemente.
¿Y si el futuro no existe qué hacer? Los trabajos de alta complejidad sobre el o los futuros son realizados en muchos países del mundo y su desarrollo e innovación de objetivos, métodos y tecnologías ha sido constante desde hace mas de una década. Sobre la base de nuestras visiones de futuros como consultores sugerimos, para tener más antecedentes con respecto al posible logro de los resultados a obtener, que se entre de lleno en el trabajo de los descriptores de “lo que podría estar ocurriendo en esos futuros”, independiente de las modificaciones “que se quieren poner en acción”. Y así por lo menos poder meditar sobre los movimientos posibles que harían positivo introducir las estrategias, proyectos, medios, pilares, o vectores o tasas de crecimiento que se sugieren. Y, entonces recién, a partir de esos escenarios imaginados y descriptos si poder discutir no sólo sobre el valor potencial del plan, medio, o pilar, sino que también: trazar las acciones que habría que considerar frente a las posibles trabas o facilidades que se encuentren en sus caminos inciertos.
Hacia un desarrollo sustentado o la isla de la fantasía. Estamos de acuerdo que el desarrollo económico es mucho más que el ipcd y que es un tema importante que se puede plantear más adelante. Pero también hay que preguntarse, por ejemplo: ¿el apoyo de la ciencia y la tecnología en el desarrollo económico del país no estaría acaso determinado por el tamaño de su población y la tasa de científicos y las infraestructuras requeridas que una población de menos de 20 millones de habitantes pueda formar y mantener? ¿Estamos seriamente ocupados de innovar, empresariar e invertir en las magnitudes requeridas para desarrollar nuevas industrias de alto valor agregado, inteligencias digitales múltiples, IA, IOT, big data, biotech y otras que ya se anuncian, con emprendimientos tecnológicamente muy complejos y de tamaño mayor, para así competir en la nueva modernidad S XXI para lograr riqueza y un ipcd muy superior al del presente? o ¿queremos jugar a defender un empate sin dar el “Jaque… Mate definitivo al subdesarrollo”?
Por favor Sras. y Sres. Presidenciables: como líderes que aspiran a dirigir un país que quiere ser desarrollado: exijan a sus respectivos equipos que sean rigurosos en sus anticipaciones, ofertas y programas. No nos sigan comunicando desarrollos económicos que solo podrían tener en sus mentes como deseos. Y, tengan presente que con propuestas no sustentadas en escenarios futuros alternativos para cada una de vuestros enunciados esas proposiciones podrían ser solo humo y que no nos permitirán llegar a ser un país desarrollado con un ipcd de sustento ad hoc de unos 50.000 EUR anuales.
Problemas nacionales complejos y crecer para el desarrollo requiere de soluciones innovadoras y liderazgos presidenciales muy superiores… lejos de lo histórico y lo obvio.