Señor Director:
En nuestra América Latina ha habido, y hay curas de alta estatura moral, también en otras latitudes y en Chile. Es una realidad ecuménica.
Extensa sería la lista si se nombrara a todos, siempre se cae en injusticias o en olvidos involuntarios. Recuerdo a algunos de esos hombres de iglesia consecuentes con sus principios cristianos, a quienes respeto. No soy un creyente clásico ni menos un religioso:
* Helder Cámara ( 1909 – 1999 ) fue sacerdote, arzobispo de Recife en Brasil, es uno de ellos. Se recuerda cuando él mismo dijo …, cito casi textual: ‘ Cuando a un ser humano doy una limosna la gente me llama caritativo, y si pregunto por qué existen los pobres, me llaman comunista’.
* Arnulfo Romero ( 1917 – 1980 ) alto dignatario eclesiástico de El Salvador, brutalmente asesinado mientras decía Misa. Su ‘ delito…’ asumir la clara defensa de los Derechos Humanos en su país.
* Camilo Torres (1929 – 1966 ), resuelto cura colombiano que no dudó en tomar las armas y lanzarse a la lucha revolucionaria ante tanta injusticia social en su país.
* André Jarlan (1941 – 1984), sacerdote francés que radicó en Chile durante la dictadura, y que fue asesinado en Población La Victoria, en Santiago.
* Raúl Silva Henríquez (1907 – 1999), cardenal de Chile. Jugó como se sabe, importante rol en la defensa de los Derechos Humanos en el país. Salvó vidas durante el aciago período de la dictadura.
En verdad centenares son los nombres de personeros de la iglesia que en distintas épocas y latitudes han tenido justas y nobles actitudes.
(Suelen abundar en estos días páginas de periódicos y de otros medios de prensa con malos ejemplos de religiosos que caen en actitudes de abuso principalmente contra niños. Es lo que se difunde. Decir que de todo existe en los viñedos del Señor, también la cizaña, en ningún caso justifica o libera de culpas esas condenables conductas de esos personeros).
Lo que existe en muchos curas son actitudes de claro renunciamiento, de vocación sacerdotal. Noble ha sido el compromiso, la entrega y la moral de aquellas religiosas que han ido a los leprosarios con su ayuda y profunda solidaridad con el prójimo.
Es menester recordar que en el período de la Conquista hubo clérigos que se rebelaron ante los atropellos y brutales crímenes de los invasores contra los indígenas de nuestro continente. Justo es nombrar y conocer la obra y la actitud del cura jesuita Luis de Valdivia (1561 – 1642 ). Ante la rapiña, el despojo, el abuso y la cruenta represión española en este territorio de la Araucanía contra la población indígena, Luis de Valdivia organiza, participa como un verdadero militante cristiano en la guerra defensiva, de resistencia del pueblo mapuche. La actitud moral de ese apóstol no debe ser pasto seco del olvido.
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