La edición 40 del Dakar llegó a La Paz en medio de una persistente lluvia. Y también de una masiva manifestación de estudiantes, trabajadores y ciudadanos en general que impidieron el paso de algunos vehículos de avanzada por lo que fueron dispersados con gases lacrimógenos y en algunos casos detenidos y golpeados.
A diferencia de otros años, cuando las calles se llenaban de gente aplaudiendo a los competidores, esta vez se vieron pocas personas en la ciudad, en parte por la lluvia pero también por el malestar que ha dejado en la aprobación de un nuevo código penal.
Dos artículos del nuevo código sancionan la mala praxis con multas, inhabilitación en el ejercicio profesional y cárcel, lo que llevó al sector de la salud a hacer una huelga de 47 días.
Frente a la amenaza de los médicos bolivianos de no brindar atención a los pilotos del Dakar, el gobierno accedió a anular esos dos artículos.
También la Iglesia Católica rechazó dicho código afirmando que criminaliza el derecho a la protesta ciudadana, despenaliza el microtráfico de droga, pone en entredicho la libertad de expresión, introduce control en las redes sociales, atenta contra la libertad religiosa y deroga artículos contra las ganancias ilícitas y daños lesivos contra el Estado
A pesar de que los médicos terminaron la huelga, otros sectores mantienen, sin embargo, la confrontación con el gobierno para hacer visibles sus reclamos a la llegada de la afamada competencia internacional a Bolivia.
Entre otras razones protestan por el anuncio oficial en noviembre del año pasado de que Evo Morales se volverá a presentar a la elección presidencial de 2019. Esto pese a que la población votó por el no en el referendo realizado en febrero de 2016.
El centro de agitación es Santa Cruz (este), la región más rica de Bolivia, donde este viernes se efectuará una huelga civil. En otras ciudades, como Potosí (suroeste), Sucre (sureste) también hay este jueves paros cívicos.
La competencia abandonará Bolivia el lunes rumbo a Argentina.