Señor Director:
No es solo que el software “Antorcha 3.0”, de “el profesor” Smith, utilizado en la “Operación Huracán”, nos haga recordar al memorable “Arturito” que buscaba tesoros hasta en Juan Fernández, sino que, de ser ciertas sus habilidades de intrusión ofensiva y “troyanización” remota de dispositivos móviles, estamos en presencia de un gravísimo caso en el que Carabineros compromete la garantía de debido proceso que corresponde en democracia.
Al tomar control de un dispositivo para espiar sus comunicaciones, técnicamente no hay barrera para simular acciones del usuario al punto de hacerlas indistinguibles de las reales, distando solo la voluntad del agente para evitar plantar evidencia que después aparezca como legítima en un peritaje. Además, la adulteración misma que se hace del dispositivo para vulnerar su seguridad deja en entredicho la integridad de la cadena de custodia. Como si fuera poco, el que “Antorcha” deje “basura residual” en los teléfonos demuestra una severa desprolijidad en el peritaje, pues estarían trabajando sobre el dispositivo “en caliente” y adulterando su contenido, en vez de trabajar “en frío” con una copia de respaldo.
Una cosa es que “el profesor” Smith sea autodidacta, otro otra muy distinta es que Carabineros conduzca sus peritajes en forma amateur. ¿Sobre quién recaen las responsabilidades?
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