Señor Director:
“La probabilidad de perder en la lucha no debe disuadirnos de apoyar una causa que creemos justa” (Abraham Lincoln).
Pese a la falta de pruebas que tienen los tribunales ecuatorianos para determinar la culpabilidad de Jorge Glas, quien insiste en su inocencia, el ex vicepresidente fue condenado a seis años de presidio, los cuales injustamente, los está purgando en la cárcel cuatro de Quito.
El ex vicepresidente Jorge Glas se distanció de Lenin Moreno, luego de rechazar la entrega que hizo el mandatario de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) al dos veces prófugo de los tribunales ecuatorianos, enemigo de la Revolución Ciudadana, Abdalá Bucaram Ortiz, quien, como primer mandatario, fue destituido luego de solo seis meses de gestión por “incapacidad mental para gobernar” y por escándalos de corrupción y desviación de fondos en el marco del proyecto “Mochila Escolar” (segunda ocasión en que se fugó del país).
Ante lo anterior, como decía el premio Nobel de Literatura Albert Camus: “El resentimiento se deleita de antemano con un dolor que querría que sintiese el objeto de su rencor”, y en virtud de la crítica efectuada por Glas, Lenín Moreno le retiró, el pretérito 3 de agosto, sus funciones oficiales asignadas como vicepresidente de la república. Con eso comenzaría un verdadero Golpe de Estado Blando, que seguiría con su ilegal encarcelamiento, la pérdida de la vicepresidencia y la implementación de una ilegítima Consulta Popular.
Y a raíz de lo anterior, es que se ha desencadenado una venganza concertada, contra el vicepresidente Glas, por diversos sectores del país (la oligarquía elitista y bancaria del desastre de la década de 1996 a 2006), que precisamente con su actuar fuera de toda norma y noción de justicia está envenenado a la jurisdicción ecuatoriana, desviándose de la correcta administración de justicia, principal tarea del ejercicio de la jurisdicción, que debe ser cumplida y supervigilada a cabalidad por los tribunales superiores de ¿justicia?
Vamos viendo:
-Sin duda una de las principales demandas a nivel internacional al ejercicio de la jurisdicción es que esta sea rápida y oportuna, pues muchas veces su aplicación en juicios extensos hacen que una tardía sentencia hagan que sea fútil. Sin embargo, en este caso nos vamos al otro extremo. Un litigio de esta envergadura en ningún país del mundo, en donde las instituciones judiciales funcionen de manera correcta y seria, duraría tan poco tiempo: en un mes y medio de juicio propiamente tal con una semana de pruebas y testimonios en los que la Fiscalía fue incapaz de demostrar absolutamente nada.
Es decir, el vicepresidente fue sometido a un juicio express, algo diametralmente distinto a un requerimiento ciudadano, como lo es un juicio rápido; y como en todo orden de cosas lo “express” se caracteriza por acceder a los pedidos del solicitante y la mayoría de las veces no cumpliendo con los estándares de calidad judiciales universalmente requeridos, como un debido proceso, presentación y apreciación razonable de las pruebas.
-El caso judicial contra Jorge Glas se inició a partir de un mensaje del Departamento de Justicia de los Estados Unidos en el que advierten el pago de 33,6 millones de dólares de Odebrecht a funcionarios corruptos entre 2007 y 2016. Un mensaje coincidente con la campaña electoral que transcurría en diciembre de 2016, que apuntaba a favor de los intereses de la fórmula Guillermo Lasso y Andrés Páez. Ambos dirigentes de derecha mencionados en innumerables cables develados por Wikileaks, que les posiciona como los más cercanos e informantes privilegiados a favor de los intereses de los Estados Unidos.
Mientras se condenaba al vicepresidente Glas, los que brindaron buena parte de la información al Departamento de Justicia fueron los empresarios brasileños José C. Santos, Simoes P., Ricardo V. y Mauricio G. (ex funcionarios de Odebrecht de quienes no se brinda el nombre completo), que no han recibido ninguna medida cautelar en su contra ni tampoco fueron acusados debido a que la Fiscalía de Ecuador firmó un acuerdo de “cooperación eficaz” que ha servido como fuente de información. En el caso de Santos no ha sido condenado ni procesado en Brasil del resto se desconoce su situación.
-En todo Estado de Derecho existen ciertos principios fundamentales que todas las personas y, en especial, las instituciones públicas y sus autoridades deben respetar, cuestión que en Ecuador, con el dolor de nuestros corazones, no se cumple, pues al derrocado vicepresidente Glas se le aplicó torcidamente un cuerpo legal abrogado, como es el Código Penal, porque el delito de asociación ilícita de aquel texto legal, actualmente es el artículo 370 del Código Orgánico Integral Penal, esto se cometió con el ánimo de que no haya suspensión de la pena para que no regrese a la Vicepresidencia.
Lo anterior vulnera un principio fundamental del derecho a nivel internacional, como es el de irretroactividad de la ley penal, principio recogido a nivel mundial por la inmensa mayoría de los Estados modernos en donde se ejerce una correcta administración de justicia.
Para mayor abundamiento, tampoco se le aplicó a Jorge Glas Espinel, en este juicio express, el principio pro reo, según el cual siempre debe aplicarse a la solución de un caso la ley más favorable.
-El fiscal general Carlos Baca, habría incurrido en fraude procesal porque se valió de la sentencia contra los directivos de la constructora Odebrecht en Brasil, para no acusarlos en la investigación que se sigue en Ecuador, bajo el criterio de que no se los podía juzgar dos veces por una misma causa. La sentencia de Brasil tenía que ser legalizada en el Ecuador, reconocida y homologada como lo dispone el artículo 102 y siguientes del Código Orgánico General de Procesos, hecho que no ocurrió.
-El exabogado de Odebrecht, Tacla Durán, denunció desde Madrid, la existencia de acuerdos con gobiernos de la región (América), para que los confesos de Oderbrecht hicieran sus delaciones “a la carta”, implicando a objetivos políticos seleccionados, todo a cambio de premiaciones en las condenas.
-La única fuente y apoyo para culpabilizar al Vicepresidente Glas es la delación de José Santos, en Brasil. Mayores evidencias sustantivas, jurídicas y fácticas no existen.
-Ante una de las supuestas pruebas estrella contra Glas, un pendrive que demostraría la relación del tío del vicepresidente con las supuestas coimas recibidas por su sobrino, primero, el dispositivo no tiene ningún contenido de Odebrecht y culmina con un perito, habilitado por la corte, que atestigua en el juicio que, desprendido de su inexistente fuente original, esta USB no constituye técnicamente prueba alguna. Inmediatamente, el experto es sancionado por el tribunal por emitir estos criterios en público.
-El Vicepresidente Jorge Glas, a lo largo de su vida, incluso más allá de la esfera política, se ha destacado por su conducta moral y éticamente intachable, más aun ante los obscenos intentos de corrupción por parte de la empresa Odebrecht, pues él fue la cabeza visible, junto al Presidente Correa, en la decisión de poner término inmediato y sin perjuicio pecuniario alguno para el Ecuador de los contratos con aquella constructora.
Jorge Glas, a lo largo de su vida como funcionario público, actuó siempre cumpliendo el principio de legalidad y respetando la supremacía constitucional. Ergo, ¿ese es un precedente creíble para un preso y violador de la ley, como pretende hacernos creer el juicio espectáculo de los tribunales ecuatorianos y el gobierno de Moreno?
¿Qué tienen en común y de especial Sócrates, César, Juana de Arco, Miguel Servet, Giordano Bruno, Galileo, Tomás Moro, Alfred Dreyfus, entre otros? Los vicios de procedimiento dentro de sus litigios judiciales. Y, esencialmente, en estos juicios no priman ni la verdad ni la justicia, sino las ambiciones, la felonía, la envidia, la mentira, los prejuicios y la conveniencia política. ¿Pretenden, entonces, el gobierno, la derecha y los tribunales ecuatorianos que Glas pase a la huella indeleble de la historia y se una a este selecto grupo de personalidades injusta e ilegalmente condenadas? Hasta el momento y sin lugar a dudas lo están consiguiendo.
Jorge Molina Araneda
Eduardo Gómez Rojas
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