Aproximadamente 680 mil millones de pesos en bonos Lebacs vencen este martes en Argentina. De no renovarse, el peso podría profundizar su caída, además de subir la tasa de interés que ya alcanza un 40 por ciento.
Al gobierno de Mauricio Macri se le han complicado sus planes políticos, cuyo centro es la economía. Desde su propio sector insisten que las reformas graduales y el acceso al crédito del Fondo Monetario Internacional son los únicos caminos que tienen para “que este sendero del crecimiento que se inició hace siete trimestres y la baja del desempleo y la pobreza no se Corte por un shock externo”.
Las palabras, de Rogelio Frigerio, ministro del Interior trasandino, dan cuenta de los minutos cruciales que se juega Cambiemos en el poder.
Sus opositores han cobrado fuerza apostando por el rechazo a la deuda externa; también criticando la devaluación sostenida de la moneda y la falta de dólares para responder a la demanda.
El rechazo a los “fondos buitres”
Argentina tiene una larga historia de rechazo a los dineros inyectados por el Fondo Monetario Internacional. En 2006, bajo el gobierno de Nestor Kirchner, Argentina había saldado su deuda con la entidad liderada por Christine Lagarde, cuyo monto ascendía a 9.800 millones de dólares. La decisión fue económica, pero sobre todo política y así se celebró en el país que se sentía “libre”, por fin.
El préstamo, según adelantó el diario Clarín, sería por 30.000 mil millones. Negocio que es la vuelta, después de 15 años, a este tipo de financiamiento, y las calles muestran su descontento. Para nadie es indiferente que se le pida rescate a la institución a la que han acusado de estar detrás de ajustes salvajes y grandes crisis económicas.
El recuerdo de la crisis de 2001 vuelve a rondar en las calles. En esa crisis, se acusa al FMI de desbaratar al país, cuando tomó la decisión de quitar el financiamiento al gobierno de Fernando de la Rúa.
Desde el Ejecutivo confiesan que no existen más alternativas para doblegar al dólar. El líder trasandino argumentó la decisión explicando la fragilidad argentina a los mercados externos: “Somos de los países del mundo que más financiamiento internacional necesitamos producto del enorme gasto público heredado”.
¿Por qué Argentina sucumbe ante la inestabilidad internacional?
Los ruidos extranjeros hacen mella de las balanzas del país. El aumento del crudo, el alza de la tasa de interés y la devaluación de monedas emergentes son las explicaciones que el líder de Cambiemos da para referirse al desastre.
Desde el otro lado, Lagarde agradeció: “Argentina es un valioso miembro del Fondo Monetario Internacional. Agradezco la declaración que el presidente Macri hizo hoy y espero con interés continuar nuestra colaboración con Argentina. Se han iniciado discusiones sobre cómo podemos trabajar juntos para fortalecer la economía argentina y llevaremos estas conversaciones a cabo en breve”.
El dinero busca, entre otras cosas, frenar la estampida de inversores. La idea del Banco Central, que subió desde 23% a 40% la tasa de interés era frenar la salida masiva de capitales que prefieren a la divisa norteamericana antes que al paso argentino, pero nada de eso fue suficiente.
No solo hay molestia por la decisión de nueva deuda. Un sector de los argentinos tienen una larga lista de disconformidades de la política macrista.
Mientras en el Congreso se debate la ley que pretende controlar la subida de los precios de servicios básicos, en contraposición al alza aplicada por el gobierno, en las calles protestas por la “suba”; también en contra de la Reforma Laboral impulsada por Mauricio Macri.
Sectores de izquierda piden un paro general para derrotar al FMI y la política neoliberal en las calles. Así lo describió Myriam Bregman, dirigente del Frente de Izquierda al diario Tiempo Argentino: “”Si queremos que el FMI se vaya, tenemos que reorganizar la presencia en las calles de todos los sectores”.
Por su parte, Marcos Peña, jefe de Gabinete, defiende la iniciativa: “La solución a nuestros problemas como argentinos depende de los argentinos. Hay que asumir esa madurez. Ni el Fondo Monetario va a ser una solución mágica, ni el Fondo Monetario nos va a complicar las cosas, depende de nosotros. Y eso nos tiene que dar tranquilidad, porque hoy tenemos una oportunidad”.