Fueron más de 500 los militantes del Partido Comunista asesinados o hechos desaparecer por la dictadura militar de Augusto Pinochet. A ellos, la colectividad decidió homenajear en el mítico Teatro Caupolicán, recinto que se repletó, este domingo, de compañeros, familiares y amigos de quienes ofrendaron su vida por un Chile democrático.
La idea de reconocer a sus caídos surgió en el último Congreso Nacional del Partido Comunista, realizado en 2016. Allí, en sesión plenaria del Comité Central, se dispuso entregar la medalla Luis Emilio Recabarren –la máxima distinción de la colectividad- a 510 militantes que figuraron en su padrón, “pecado” suficiente para ser ultimados por las autoridades de facto.
El secretario general del Partido, Lautaro Carmona, dijo a Radio y Diario Universidad de Chile que este galardón es la máxima distinción de la colectividad a aquellos militantes que han sido consecuentes y leales con los principios y valores que ellos promueven.
“La medalla, que lleva el nombre del fundador del Partido –Luis Emilio Recabarren- es una medalla al mérito, en reconocimiento a la cualidad del militante comunista. Hay otras medallas que tenemos que son por cantidad de años en el Partido, o más sectoriales vinculados al tema del arte y cultura. Esta es la medalla más importante que otorga el Partido Comunista, y la resuelve su Comité Central”.
Para el ex diputado, a quienes se les reconoció con la medalla la tienen más que merecida, pues considera que no hay demostración más alta de militancia y compromiso con la condición de comunista que el haber entregado la vida.
“No hay nada más importante que un ser humano tiene que sea su propia vida. Todos quienes fueron homenajeados en el Teatro Caupolicán dieron la vida por los ideales comunistas, y por eso fueron masacrados, asesinados, perseguidos o ejecutados según el periodo en que les correspondió enfrentarse en ese dilema de la vida o la muerte en la resistencia o en la rebelión”.
El galardón fue instituido en 1958 durante el 15 Congreso de la colectividad, y fue diseñado por Santiago Ursúa, antiguo militante comunista. La medalla fue acuñada en la Casa de Moneda en 1961.
Después del Golpe de Estado la medalla dejó de producirse y el molde original fue rescatado por trabajadores de la Casa de Moneda, quienes, años después, lo devolvieron al Partido Comunista.
El año 2014 volvió a entregarse el galardón, en esa ocasión, a destacados colaboradores comunistas del gobierno de Salvador Allende, como como Jorge Insunza Becker y Mireya Baltra Moreno, entre otros.
La única excepción hecha con respecto a la entrega de este reconocimiento, fue al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, el año 2006, quien no fue militante del Partido Comunista chileno.
Hoy, la medalla con el rostro del líder obrero Luis Emilio Recabarren luce en las casas de parejas, hermanos o hijos de quienes fueron eliminados del mapa político durante la dictadura cívico militar.
Un homenaje postumo que consideran necesario para quienes sacrificaron sus vidas por la vuelta a una democracia un tanto ingrata, regida por la Constitución del verdugo y cuidada por sus soldados. Democracia, sin embargo, a costa de vidas que trascendieron el partido en el que militaron.
Por eso en el acto no habían solo militantes comunistas, habían también representantes del Partido Socialista y de Revolución Democrática, entre otros. También estaban los familiares de los caídos, que no ocultaron su emoción ante el reconocimiento de un ser querido que murió por su partido, por sus convicciones y por ellos mismos. Por Chile.