El grupo política monetaria, emitió un comunicado respecto del escenario económico actual. En el texto apuntan a que en el plano externo, el dinamismo de la actividad mundial, en particular, de las economías desarrolladas, sigue consolidándose. En términos relativos, los precios de los commodities (“materias primas” que se usan en el diario vivir, desde el jugo de naranja hasta la bencina que sirve para movilizarse) siguen altos y las condiciones financieras favorables, aun cuando ha aumentado la incertidumbre.
En efecto, en el último mes, se incrementan los riesgos financieros y políticos. Por una parte, sorpresas inflacionarias podrían adelantar la trayectoria de alzas de las tasas de referencia en Estados Unidos, con el consiguiente efecto en precios de activos y condiciones financieras más volátiles y estrechas. Por otra, la situación política se ha vuelto más compleja con dudas sobre el desenlace del conflicto comercial entre EE.UU.-China/Europa.
De esta manera, las posibles restricciones comerciales y las alzas de costos que están enfrentando las principales economías, pueden poner resistencias a la recuperación económica y acentuar las presiones inflacionarias asociadas a esta fase. En el plano local, los últimos datos de inflación y de actividad dan indicios de que la economía estaría en una posición cíclica más favorable y que se estaría iniciando un proceso de cierre de brechas.
A lo anterior, se suma que el IMACEC de abril fue 5,9 por ciento reflejando las buenas condiciones externas y las aún bajas bases de comparación. A futuro, será clave la evolución de la inversión. La inflación de mayo de 0,3 por ciento mayor a la esperada, reubica a la inflación en 12 meses en el piso del rango meta del Banco Central y las expectativas de los agentes económicos muestran un alza en la inflación de mediano plazo respecto a meses previos.
Con estos antecedentes, el Grupo de Política Monetaria recomienda mantener la TPM (Mantenimiento productivo local) en 2,5 por ciento en espera de nuevos antecedentes sobre la evolución de la actividad doméstica y las condiciones financieras externas.
En el plano externo, ha seguido consolidándose un mayor crecimiento mundial, en particular, para las economías desarrolladas. Si bien las tasas de crecimiento de éstas mostraron cierta desaceleración en el primer trimestre del año 2018 respecto del previo, la economía mundial se mantiene con buenas perspectivas para los próximos trimestres.
Luego de un crecimiento de 2,2 por ciento anual de EE.UU. en el primer trimestre del 2018, se espera una mayor actividad en el segundo semestre y en el resto del año, desempeño que también se observaría en la zona Euro y en Japón con ciertos rezagos. Como resultado, el FMI (Fondo monetario Internacional) espera que el mundo crezca 3,8 por ciento el 2018. Para el mundo emergente, estas han sido buenas noticias. El precio de los commodities, con vaivenes, se ha mantenido alto en términos relativos y las condiciones financieras aún se encuentran expansivas. Sin embargo, en el último mes, los riesgos globales han aumentado, tanto en términos financieros como políticos. Esto se ha reflejado en que los premios por riesgo para las economías emergentes han ido aumentando en el margen, aunque siguen siendo históricamente bajos.
En términos financieros, los riesgos están asociados a sorpresas inflacionarias en las economías desarrolladas que puedan acelerar el proceso de normalización monetaria con consecuentes correcciones de precios de activos y condiciones crediticias más restrictivas. Por otra parte, en términos políticos aún existe alta incertidumbre de cómo se resolverá el conflicto comercial EE. UU.-China/Europa y su efecto sobre la economía mundial.
En el futuro próximo también será importante monitorear la reacción de los mercados frente a los nuevos gobiernos de España e Italia y el desenlace de los problemas políticos en Argentina, Brasil, y México. En el plano local, las últimas cifras conocidas dan cuenta de una posición cíclica más favorable para nuestro país.