Señor Director:
Vivo en el sector La Florida de Talca. Hoy es domingo 17 de junio. Son las 20 hrs. Hay 13 grados de temperatura. Miro hacia afuera y veo el ambiente azuloso. Debo salir y lo hago. Al caminar veo tubos de calefacción despedir humo. Huele a medio ambiente contaminado muy propio a un sistema de vida contaminado por la misma política de aquellos que no les importan los demás salvo que estos paguen impuestos. El aire es pesado y dificulta el respirar vitalidad. Hoy es el día del padre y ayer pude ver en el retail las “ofertas” de estufas y leña para tener un “papá calentito”. Nadie controla. Todo se vende. Las políticas medio ambientales parecen ser un vergonzoso fracaso y quienes deben controlar deben estar calentitos en su hogar. Los consultorios deben estar con un armonioso “concierto en tos mayor” de un coro de niños y adultos… total… el diclofenaco y el paracetamol son baratos. Mañana hay que ir a trabajar y a estudiar y el smog vehicular hará lo suyo mientras luchamos por un lugar donde estacionar. Al medio día habrá que ir a comer a uno de los cientos de locales de comida chatarra mientras se gastan cientos de millones en campañas de “vida sana”. Que paradójico. Cada año se venden miles de vehículos nuevos y a la vez se instalan cientos de “no estacionar” y los pasajes de poblaciones cada vez son más angostos. Cabe preguntarse ¿Dónde comienzan las enfermedades sociales? ¿Por qué FONASA no garantiza algunas especialidades y pagamos igual? ¿Cuál es el límite entre educar y adoctrinar? ¿Entre poner orden y reprimir? ¿Entre justicia y venganza? ¿Entre doctor y paciente? Eso es todo. A lo lejos alguien tose. Cerca mío también. Han enfermado a la sociedad.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.