Los tratados internacionales suscritos y ratificados por Chile prohíben expresamente amnistiar o indultar penas para genocidas condenados por crímenes de Lesa Humanidad.
El espíritu y la letra de estos instrumentos son muy claros; los crímenes de Lesa Humanidad no se pueden perdonar. La libertad condicional es una forma de perdón sujeta a ciertas condiciones, pero es una forma de perdón.
Esta legislación especial es muy dura por la especial gravedad que revisten este tipo de delitos, que es tanta que le da su nombre de Lesa Humanidad, es decir que agravian a toda la humanidad no sólo al estado en cuyo territorio se cometieron. Son especialmente graves pues es hacen desde el incontrarrestable poder del estado, dejan a la víctima en la absoluta indefensión (donde quien recurre?, si son precisamente los agentes del estado los que lo agreden) y son la mayor perversión del Estado que tiene por objeto dictar y hacer cumplir las leyes.
La Corte Suprema ha resuelto la libertad de 7 condenados por crímenes de Lesa Humanidad, esto es inaceptable e improcedente. Además es muy previsible que estas liberaciones se multiplicaran, el asesino en serie Krasnoff Marchenko ya anuncia su propia solicitud.
Hay dos vías para detener la impunidad.
1.- Si los diputados que expresan públicamente su rechazo a esta situación son consecuentes con sus palabras deben promover una acusación constitucional en contra de los jueces que dictaron esta sentencia que deja en la impunidad a estos 7 genocidas. Es de hacer notar que la facultad de promover una acusación constitucional es privativa de los diputados, la palabra queda entonces para ellos. Si nada hacen querrá decir que sólo buscaban cámaras y que todo era una cuestión declarativa.
2.- Se puede iniciar también una acción judicial por prevaricación en contra de los jueces que dictaron la sentencia. Esto pueden hacerlo los abogados de los afectados y los de las agrupaciones de Derechos Humanos.
Si nada se hace, no podemos dejar de pensar que el pacto por la impunidad es más amplio de lo que aparece prima face. La simple invocación a presentaciones internacionales es engañosa, la Comisión interamericana de Derechos Humanos lleva 7 años de atraso en la tramitación de denuncias.
Ya veremos de qué lado están cada uno de los actores.