Señor Director :
« Nuestras vidas están primero, vuestras ganancias vienen después », gritan en las calles de Francia los manifestantes en dirección de los patrones que de año en año siguen acumulando unas exorbitantes utilidades sin tener en cuenta ni de la salud de sus trabajadores ni del deterioro del medio ambiente en el que éstos, y el conjunto de la poblaciòn, viven.
Es un eslogan que resume en pocos palabras la conciencia creciente en muchas partes del mundo de los excesos aberrantes a que han llegado la aplicaciòn de las polìticas neoliberales en todos sus grados y matices.
« Nuestras vidas están primero » habría que lanzarles a los patrones chilenos y a los gobiernos que, como el actual y sus precedesores , dejan que se expandan en nuestro país las prácticas más cavernarias del capitalismo, las que se traducen por el daño infringido a nuestra población y a un entorno que condenará incluso la existencia de las generaciones que aún no han nacido.
En poco meses hemos visto multiplicarse los más graves acontecimientos sin que muchos se hayan escandalizado. Así, la intoxicación de los habitantes de Quintero, tratada tan ligeramente por los industriales y el gobierno, hizo casi olvidar los más de 5000 muertos de este invierno por causa de la gripe y de las enfermedades respiratorias y los miles de nuevos casos de VIH que están transformando a Chile en el país más afectado por esta enfermedad en nuestro subcontinente. Y la lista puede ser alargada más y más.
Negligencias criminales de los gobiernos, apetitos devoradores de ganancias de los empresarios chilenos y extranjeros , pero olvido de las inversiones necesarias en la salud pública y en los cimientos de una economía más sana y más justa respetuosa de los hombres y mujeres: estos son los caracteres de la llamada sociedad en vía de desarrollo que unos poderes fácticos y unos opositores blandos promueven o aceptan como una fatalidad.
Bienvenido sea el día en que en las calles de nuestro país resuene un potente « nuestras vidas están primero » .
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