Este 8 de noviembre nos movilizamos ante las políticas que el gobierno de Sebastián Piñera ha llevado adelante en materia laboral y que van en contra de nuestros derechos como trabajadoras y trabajadores, acentuando la precarización y los beneficios del empresariado.
Nuestra movilización debe ser contundente y masiva, no solo porque debemos alzar la voz frente a las políticas neoliberales del gobierno, sino porque estamos en momentos para poder dar una verdadera demostración de fuerza a Piñera y a la derecha de que no es posible retroceder en nuestros derechos. De igual forma, tal como en otros momentos de la historia de nuestro país, las y los trabajadores debemos ser protagonistas en la construcción de una oposición compacta ante la nueva oleada del neoliberalismo en nuestro país.
En los ocho meses de Piñera en La Moneda hemos visto como el plan neoliberal de la derecha se ha concretado en proyectos de ley como el Estatuto Laboral Juvenil o la propuesta de Reforma Previsional. En ambos casos vemos como desde el gobierno y sus aliados se busca retrotraer los ajustados avances que hemos logrado en los últimos años y, para peor, se intenta dar nuevos bríos al poderío de los grandes grupos económicos del país.
Al mismo tiempo, bajo la excusa del crecimiento y de sus tiempos mejores, desde el gobierno se ha estado permanentemente amenazando con realizar una nueva reforma laboral en materia de la relación trabajador – empleador, buscando restringir el marco de acción de las organizaciones sindicales como representantes de las y los trabajadores.
Y todos estos planes neoliberales se dan en medio de un complejo escenario económico, donde las alzas de los precios –que desvalorizan semanalmente nuestros salarios- y el aumento del desempleo, que a pesar de las explicaciones (migrantes, escenario mundial u otros) no deja la alarmante tendencia al alza.
¿Cuál debe ser la respuesta de las y los trabajadores? Organización y Unidad en la acción, no podemos caer en la dispersión ni en la desarticulación en este momento de disputa que existe con la derecha política y económica del país. Hemos de ser conscientes de que nuestra lucha, junto con la de los estudiantes, mujeres y otras expresiones sociales, serán los baluartes de que se establezca en el país un proyecto de reales transformaciones sociales, de carácter popular y que aspire a la construcción de una sociedad de derechos.
Pero eso solo lo lograremos con la Unidad, dejando de lado los egoísmos y las pequeñas diferencias que impiden el trabajo en conjunto de los sectores progresistas y populares. Y con Organización para que en cada rincón del país estemos en permanente movilización y haciendo presión al gobierno para que retroceda en sus propuestas y acoja nuestras demandas.
El desafío es ambicioso, como cada tarea que emprendemos los trabajadores. La de este 8 de noviembre es la primera prueba.