Señor Director:
Muchos chilenos deben olvidar , o simplemente ignorar, que en 2002 con ocasión de una intentona golpista contra Chàvez el gobierno de Ricardo Lagos fue el primero , y uno de los raros en el mundo, que se apresuró a reconocer como Presidente a un oscuro empresario que quiso tomar el puesto del líder venezolano , que ya en esa época era un mandatario legítimamente elegido. En esa ocasión, pocos horas bastaron para que el pueblo y las FF.AA bolivarianas restablecieran en el mando a Chávez.
Ahora es Piñera quien toma el relevo procediendo a reconocer a un individuo que se otorga asimismo una legitimidad ficticia que solo están dispuestos a reconocerle Trump y algunos de sus colegas y acólitos en América Latina, en especial los empresarios-presidentes como el chileno y el argentino o el capitán retirado que gobierna Brasil con la bendición de los patrones y del FMI.
En nuestro país la derecha y su joker democratacristiano han hecho todo lo posible por boicotear la experiencia de gobierno popular iniciada por el coronel Chàvez , y lo de hoy en día no es más que otra etapa de la guerra sin cuartel que la reacción latinoamericana, con el auxilio de la CIA, han emprendido. Esta misma reacción, y este mismo señor Piñera, que asistieron sin inmutarse a la escandalosa destitución de la Presidente Roussef en Brasil , una destitución que se coinvirtió , en los hechos, en la preparación del escenario que llevaría a Bolsonaro al poder.
El señor Piñera tomó malas costumbres en nuestro pasado dictatorial, cuando apoyó al sedicioso y magnicida Pinochet, del cual se separó solo al fin de su siniestro periodo. Ya sería hora que él , que fue elegido por una parte bastante escueta de los electores efectivos, aprendiera por lo menos a guardar la discreción frente a los intentos por derrocar al gobierno venezolano.
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