La sentencia fue de seis años de prisión para el exjuez Juan José Galeano, y cuatro años y seis meses para el entonces jefe de los servicios de inteligencia Hugo Anzorreguy. El tribunal los consideró responsables de haber desviado la investigación del atentado contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), orientándola hacia el expolicía Carlos Telleldín, también condenado.
Su supuesto objetivo era ocultar una pista llamada siria que hubiera conducido a un hombre de negocios de esa nacionalidad y cercano a Carlos Menem, pero la complicidad del expresidente no pudo ser probada.
La llamada “pista siria” fue luego abandonada por el fiscal Alberto Nisman, que retomó la investigación después de la destitución del juez Galeano. Nisman, que murió misteriosamente en enero del 2015, responsabilizó a Irán y al Hezbolá libanés por el atentado.
Pese a sus 88 años, Carlos Menem, hoy senador, asistió a la lectura de la sentencia. Condenado en 2013 en un juicio por tráfico de armas bajo su presidencia, sigue protegido por sus fueros parlamentarios. Era juzgado desde agosto de 2015 como sospechoso de haber desviado esta “pista siria”.
La asociación Memoria Activa, que reúne a familiares y allegados de las víctimas, había pedido seis años de cárcel para Carlos Menem. Sus miembros, como Débora Lora, no ocultan su decepción: “Creemos que Menem debió haber sido condenado. El expresidente es uno de los principales responsables de la impunidad en el caso AMIA. Su gobierno sabía que el atentado iba a ocurrir y no hicieron absolutamente nada para evitarlo. Y una vez que el atentado ocurrió, no hicieron nada tampoco para descubrir la verdad sino que por el contrario contribuyeron al encubrimiento y a desviar la investigación, y justamente a desviar una pista que llevaba a un señor que era muy allegado a su familia. Creemos que las pruebas dicen que Menem debió haber sido condenado y lo vamos a seguir considerando como uno de los principales responsables”.
Sobre la “pista siria”, Débora Lora comenta que “se decidió abandonarla cuando en realidad había pruebas para continuarla, porque hubo una decisión desde el poder ejecutivo para que se abandone esa pista”.
Menem salió absuelto pero el exmagistrado Juan Galeano y el exjefe de Inteligencia Hugo Anzorregui fueron condenados a varios años de cárcel por desviar la investigación del ataque y por pagarle al último propietario del coche bomba del atentado unos 400.000 dólares para que acusara a un grupo de policías como responsables de la explosión.
“Para cerrar la investigación, decidieron agarrar a u grupo de policías de la provincia de Buenos Aires y decir que ellos habían sido culpables de la conexión local del atentado de la AMIA. Tomaron a Carlos Telleldín, el último dueño del coche bomba y le pagaron 400.000 dólares, de fondos reservados de Inteligencia, lo que es claramente ilegal, para que mienta y diga en la causa que estos policías bonaerenses habían participado del atentado. Y así fue como cerraron la causa, con estos culpables que no eran culpables”, explica Débora Lora.
“Creemos que está bien que hayan sido condenados, pero creemos que las penas han sido muy bajas. De todas maneras quedó claro y demostrado por el tribunal que el encubrimiento del atentado a la AMIA ocurrió”, prosigue.
La Asociación Memoria Activa piensa apelar a la decisión de absolución de Carlos Menem, pero además participa como querellante en un proceso internacional ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado argentino por el caso AMIA.
Según los familiares y víctimas del atentado, el caso ha sido tan mal manejado a nivel de pruebas y expedientes que incluso una justicia limpia pudiera no dar con los culpables: “¿Por qué no sabemos nada 25 años después? Porque las personas responsables de investigar esto, no solamente no investigaron sino que inventaron pruebas y desviaron la investigación. ¿Entonces qué nos queda 25 años después? Nada, absolutamente nada. Hoy es muy difícil, incluso con gente honesta que pueda investigar, llegar a algún tipo de verdad sobre lo que paso el 18 de julio de 1994”, concluye Débora Lora.
El atentado a la AMIA ocurrió el 18 de julio de 1994 y dejó un saldo de 85 muertos y 300 heridos.