El pasado 1 de marzo, la psiquiatra Graciela Rojas se transformó en la primera mujer en dirigir el Hospital Clínico de la U. de Chile, centro de salud líder en medicina de alta complejidad y principal formador de capital humano avanzado en el área de la salud del país.
Ser la primera mujer a cargo de este hospital fundado en 1952, y en el que hoy trabajan cerca de 600 académicos y más de 3.600 funcionarios, le valió a la Dra. Rojas una inesperada cobertura mediática, a la que ha debido dedicar varias horas diarias en estos primeros días como directora.
“Estamos muy sorprendidos con este revuelo, no lo dimensionamos. Pero sabes, me sorprendió no solo el reconocimiento por ser la primera mujer directora, sino el cariño que hay por el Hospital. Eso también aumenta el desafío, las expectativas son altas”, dice instalada en la Dirección del HCUCH.
No es la primera vez que a Graciela Rojas, médica cirujana y doctora en Medicina de la Universidad J. W. Goethe de Frankfurt am Main, y psiquiatra de la U. de Chile, le toca irrumpir en espacios históricamente reservados para los hombres: en 2002 asumió como la primera directora mujer de la Clínica Psiquiátrica de la U. de Chile, puesto que ostentó durante ocho años, integró además en la rectoría anterior un comité asesor del HCUCH, donde fue la única mujer, fue Senadora Universitaria y ha gestionado equipos de trabajo en el área médica, administrativa y de investigación en nuestro plantel, compuestos en su mayoría por hombres. “Yo trabajo mucho, tengo una capacidad muy grande de trabajo, puedo trabajar 14 horas diarias”, asegura sonriendo.
¿Siempre quiso ser psiquiatra?
La verdad es que ingresé a estudiar medicina queriendo ser psiquiatra. De hecho, me acuerdo perfectamente que estaba la fila para estudiar psicología o psiquiatría. Yo no sabía en cuál de las dos ponerme. Pero luego, al interior de la Escuela de Medicina, me gustaron muchas cosas. Me gustó mucho la Salud Pública y me gustaron mucho las ciencias básicas, la fisiología, en concreto. Por eso luego hice el doctorado en ciencias básicas, farmacológicas, pero muy ligado a las neurociencias.
Pese a que ya tenía el doctorado, llegando a Chile se especializó en Psiquiatría que era algo distinto…
Siempre me ha gustado mucho el contacto humano, no me veo encerrada en un laboratorio. De hecho, cuando hice el doctorado era en un subterráneo y pensé: ‘nunca más voy seguir en un subterráneo, encerrada, solamente con los otros investigadores’. Necesito el contacto humano, y de hecho sigo haciendo clínica, veo pacientes, y me gusta mucho también hacer gestión y gestionar personas.
¿Cuál ha sido su vinculación con el HCUCH a lo largo de su carrera en la U. de Chile?
Tengo una larga trayectoria en este Hospital. Cuando fui directora de la Clínica Psiquiátrica participaba en el comité asesor, de modo que una vez a la semana estábamos aquí en el quinto piso al tanto de lo que pasaba en el Hospital. Después, siendo senadora universitaria, también en el rectorado anterior, me tocó estar en la Comisión Hospital Clínico, en un momento en que este era un problema muy importante para la Universidad, y hubo que defenderlo de un proyecto de leasing. Luego cuando asumí la jefatura de gabinete del Rector Vivaldi, el Hospital siempre estuvo presente por diversas razones, y, de hecho, tomamos contacto con Rafael Epstein, que en ese entonces no era Prorrector, para que él nos ayudara. Rafael construyó un nuevo relato para el Hospital, y fue el autor intelectual del plan de equipamiento que se le presentó al gobierno. El hospital desde hace rato está en mi vida, siempre ha estado en mi vida.
Y después de todos estos años, ¿cómo tomó este nombramiento?
Cuando me ofrecieron este puesto no tuve dudas, sabía que era una oportunidad, y me interesa mucho aprovecharla. Hoy el Hospital está siendo mirado con otros ojos, y la idea es lograr que no sólo sea visto como el campo clínico de la Facultad de Medicina, sino también sea un lugar que puedan ocupar todas las facultades e institutos en la formación de sus recursos humanos. Me imagino, por ejemplo, que la carrera de Trabajo Social debiera considerar a este Hospital, los ingenieros comerciales, para qué decir los ingenieros industriales, los periodistas, arquitectos, y un largo etcétera.
¿Con qué otros desafíos llega para su administración?
Tenemos que evaluar cómo este Hospital puede cooperar con la Red de Universidades Estatales y fortalecer la alianza estratégica con el servicio público. Este hospital no pertenece a la red pública de salud, pero tiene que tener un lugar en ella. Ahí entra lo del equipamiento: tenemos que acelerar la ejecución de los once mil millones obtenidos, y lograr que esos aportes sean permanentes de parte del gobierno.
¿En qué otros ámbitos quisiera avanzar desde este lugar?
Este Hospital tiene gente muy valiosa, y también podemos jugar un papel en la educación en salud, y en ese sentido en la prevención de la ocurrencia de las enfermedades. Piensa tú en la campaña por el VIH que se ha venido realizando. Esa es una campaña muy exitosa y hemos sido pioneros. Entonces, podemos aportar en la educación en salud en las enfermedades crónicas, en los estilos de vida, etc.
Has dedicado buena parte de su trabajo a la salud mental, ¿tendrá su gestión aquí también un énfasis en ese ámbito?
Me siento orgullosa de haber abierto un camino en la investigación en salud mental y me siento orgullosa de la gente que se ha formado en ese camino. Espero desde este lugar apoyar a mis colegas de la Clínica Psiquiátrica, para que también puedan ser más visibilizados al interior del Hospital y la Av. La Paz no sea una barrera en lo que ellos necesitan.
Hoy la salud mental es un tema que contingente en Chile, ¿cómo ves que está la situación del país en este sentido?
Creo que se ha avanzado mucho desde los ’90 a la fecha. Por lo menos, este es un problema que reconocemos y del que se habla. También se han invertido algunos recursos, pero hay muchas cosas por hacer y hay que responderse a la pregunta de por qué habiendo avanzado tanto, los problemas de salud mental del país no han disminuido. Algo pasa que esta sociedad está generando un malestar y problemas, pero no tenemos respuestas muy claras porque también hay algunas encuestas que revelan que la gente está contenta en Chile, lo que es un poco contradictorio. Hay todavía mucho que hacer, el presupuesto que la Salud Pública le asigna a salud mental todavía es muy bajo y eso tiene que aumentar. Hay que aumentar también la calidad de los servicios que estamos entregando y evaluar los programas existentes.
El que sea mujer ha sido un tema por el que le han preguntado mucho estos días, ¿cómo ve el rol de las mujeres en este espacio?
En las visitas que yo he hecho a los distintos servicios y unidades del Hospital me doy cuenta de la cantidad de mujeres, y creo que tenemos que tener una estrategia para visibilizar ese papel de la mujer. También en los futuros nombramientos hay que considerar a las mujeres para roles directivos. Creo que mi nombramiento simboliza eso y muchas mujeres esperan eso también. Parece ser que el solo hecho de nombrar una mujer en un cargo de poder sirve para empoderar a las otras mujeres.
¿Nunca sintió discriminación por ser mujer?
A mí me pasa que yo no he visibilizado las dificultades, tengo que ser súper honesta en eso. Pero también pienso que uno mismo invisibiliza cosas que suceden. Yo no sentí que mis padres me discriminaran o me cerraran puertas por ser mujer. No recuerdo que haya habido diferencias con mi hermano hombre, y tampoco las hubo en mi familia extensa, que era un grupo grande de primos y primas. Estos últimos días he tratado de memorizar aquello y creo que eso jugó un papel positivo. Ya en la Escuela de Medicina, yo diría que sentí más en Alemania que aquí, que las mujeres fueran discriminadas. Allá preguntaban, por ejemplo, cuándo vas a tener hijo, para ver si te entregaban o no una responsabilidad, y eso producía rabia. Aquí nunca lo vi así de evidente, pero creo que es un problema mío también el no haberlo visibilizado.
Mientras muchas mujeres a su edad estarían pensando en terminar sus carreras, parece estar más activa que nunca, ¿cómo se ve en este momento?
Yo no pienso jubilar. Hoy día tengo mejores condiciones para trabajar que lo que tenía antes, porque mis hijos están grandes. Mi familia además ha crecido porque tengo nueras maravillosas, me gustaría tener más tiempo para los nietos a lo mejor, pero me siento bien trabajando y mientras sienta que pueda aportar voy a seguir.