Desde que la avaricia y ambición desmedida, sellara el acuerdo entre Mao-Tse-Tung y Richard Nixon (con el aval de Henry Kissinger y posterior Deng-Xiaoping) para desmantelar la industria mundial, dejando el reguero de quiebras y pérdida de las fuentes de trabajo (con el incentivo de eliminar los sindicatos del mundo), hemos visto el permanente y sólido crecimiento del único país comunista que queda en el mundo, gracias al regalo de los “libre-mercadistas” del mundo occidental que hoy gozan de productos baratos provenientes de una nación sin reglas laborales y sin sindicatos. Esto, no lo menciona ningún dirigente sindical del mundo, ni los partidarios de las izquierdas y menos aún los de las derechas que apoyan este extraño libre-mercado con aún mas extrañas asimetrías que impiden ejercer la libre-competencia mundial. La globalización inventada por los genios, que ya no entrega aportes en aranceles aduaneros a las arcas fiscales, solo IVA, que lo pagan los consumidores, es decir, la gente de a pié.
Resultado: No hay empresas privadas ni públicas que hagan gran aporte al Erario Nacional, (en todo el mundo-libre), se perdieron muchos millones de puestos de trabajo y sin embargo, solo queda estrujar los bolsillos de la población.
Más IVA, mas impuestos adicionales, mas cobros por derechos a circular, a moverse y a estornudar. Privatizada el agua, debes pagar y pagar por su consumo. Privatizada la luz, debes pagar rentas por los postes, por los cables, por los medidores y por lo que sea que se le puede sacar al consumidor. La salud pública, nunca va a mejorar mucho para incentivar la existencia de un sistema privado que asalta los bolsillos de la gente “por el miedo a enfermarse”.
El ahorro previsional de las personas, repartido por el mundo en “inversiones” sin voz ni voto, podrá acceder a la rentabilidad residual que decidan dejarle los especuladores bursátiles del capital en todo el mundo y hay que pegarse con una piedra en el pecho para que esas rentabilidades no sean negativas (para variar) mientras la verdadera rentabilidad se la llevan las empresas satélites parasitarias que rodean a esas empresas donde está invertida nuestra futura jubilación. Así, los ciudadanos de a pié del mundo, pagamos lo que recauda el fisco y lo que recauda la ambición de las élites sociales-empresariales. Pagamos lo que consumimos, lo que estudiamos, lo que leemos y lo que nos enfermamos, esto último va repartido entre Laboratorios, Farmacias, Isapres, Compañías de Seguro, etc.
Además, los acuerdos de los corruptos parlamentarios (no importa el color) que nunca saben nada con las leyes que aprueban, sobre todo con aquellas que mas nos afectan al bolsillo, nos obligan a financiar cambios de tecnología, cambios obligados de vehículos, un día amanecen con la pata del norte y aumentan la velocidad de tránsito y otro día amanecen con la pata contraria y bajan el tope de velocidad, otro día los lomos de toro, otro día las vías exclusivas, otro día los estacionamientos o las autopistas y dale que dale al bolsillo del contribuyente que cada día ve aumentar sus obligaciones y disminuir sus derechos ya que el sistema judicial y policial, solo defiende a los delincuentes.
¿Qué ha cambiado desde el famoso discurso de Enrique Mac-Iver en el año 1900 hasta hoy?.
Nada. La porquería humana sigue siendo la misma y más descarada aún.
Atte.,
Alejandro Andrews
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