La música para piano de Enrique Soro cobra nueva vida

Un nuevo libro recupera siete piezas que el Premio Nacional de Arte autoeditó a comienzos del siglo pasado y que el paso del tiempo había dejado virtualmente ocultas. “Es un clásico y no lo podemos olvidar”, advierten los gestores de la publicación.

Un nuevo libro recupera siete piezas que el Premio Nacional de Arte autoeditó a comienzos del siglo pasado y que el paso del tiempo había dejado virtualmente ocultas. “Es un clásico y no lo podemos olvidar”, advierten los gestores de la publicación.

En 1906, Enrique Soro (1884-1954) aún no cumplía 22 años y estaba de regreso en Chile, luego de finalizar sus estudios en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán, al que había llegado siendo casi un niño. Por eso, uno de sus primeros movimientos estuvo inspirado por lo que décadas más tarde se llamaría autogestión: reunió siete piezas para piano que había escrito en los dos años anteriores, las llevó a la Imprenta Barcelona y las publicó bajo el título Album per pianoforte.

“Es una obra de aliento y de amor por la música, un ‘record’ de la iniciativa artística de nuestro país. Magníficamente impreso y corregido personalmente por el señor Soro, nos presenta el maestro un conjunto elegante, digno de cualquier trabajo europeo”, reseñó entonces el diario El Sur de su natal Concepción.

Soro, ganador del Premio Nacional de Arte en 1948 y ex director del Conservatorio Nacional, fue conocido posteriormente por sus obras para orquesta y conjuntos de cámara. Suya es la primera sinfonía compuesta en Chile -la Sinfonía romántica, de 1921- y entre sus creaciones más populares están el Concierto para piano y orquesta en re mayor (1918) y los Tres aires chilenos (1942).

Sin embargo, fue también un prolífico autor de obras para piano, muchas de ellas poco conocidas. La excepción es el Andante appassionato, que incluyó entre las siete partituras del Album per pianoforte. “De estas obras, no todas tuvieron la misma suerte”, dice Roberto Doniez, nieto del compositor y curador de su archivo. “Ese Andante fue tan importante, que de algún modo invisibilizó a las demás”.

Según Doniez, Soro necesitaba darse a conocer y ese fue el impulso para hacer su Album per pianoforte: “Regresó a un territorio que tenía que ganarse, entonces autoeditó este conjunto de obras para que estuvieran en los lugares donde los músicos iban a comprar partituras. Naturalmente son piezas que le gustaban mucho, pero también era una especie de marketing para decir ‘este es quien soy’”. 

Con el paso del tiempo, esa autoedición de inicios del siglo XX quedó casi en el olvido. Solo pocas copias se conservaron y no en las condiciones óptimas, pero ahora hay una nueva versión: con recursos del Fondo de la Música y bajo la editorial Cluster, el Album per pianoforte acaba de ser publicado, en un volumen que también incluye textos introductorios en inglés y castellano. 

Autogestión de inicios de siglo: Enrique Soro interpreta su música con las partituras que él mismo editó.

Autogestión de inicios de siglo: Enrique Soro interpreta su música con las partituras que él mismo editó.

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Para llegar a eso fue necesario un arduo proceso de recopilación, digitalización y revisión de las partituras que Soro había autopublicado, considerando también la versión que la editorial neoyorquina Schirmer hizo con cinco de las obras, entre 1917 y 1918. 

“Cuando eso estuvo listo, se lo entregamos a algunos músicos para que lo revisaran y nos hicieran comentarios”, detalla Gerardo Marcoleta, integrante del Centro de Investigación Musical Autónomo (CIMA) y uno de los encargados de esa etapa del proyecto. “Nos interesó este proyecto porque Soro es un nombre constante entre los compositores, pero se desconoce casi todo su repertorio. Todos hablan de él, ¿pero las partituras? Su música está ahí y nadie se hacía cargo de editarlas”. 

En ese sentido, Marcoleta adelanta que el libro no solo tendrá distribución a través de Cluster, sino que también será liberado en formato digital en el sitio de CIMA. “Ojalá empiece a usarse en la universidad como repertorio, por ejemplo, y no hayan excusas para decir que no están las partituras. Se puede abrir una brecha y que los alumnos de piano puedan tocar repertorio chileno”, dice.

“Eso es esencial para nosotros y nace del nivel de vulnerabilidad que observamos en la música chilena, que no se toca ni se cuida. Las partituras no están en los archivos y, cuando llegan, después no se puede acceder de manera libre a ellas, entonces la música chilena no se conoce”, añade.

Roberto Doniez presenta el libro en la Biblioteca Nacional, junto a los especialistas de CIMA: Juan Sebastián Cayo y Gerardo Marcoleta. Foto: Archivo de Música BN.

Roberto Doniez presenta el libro en la Biblioteca Nacional, junto a los especialistas de CIMA: Juan Sebastián Cayo y Gerardo Marcoleta. Foto: Archivo de Música BN.

La publicación del Album per pianoforte es el hito más reciente en la revalorización que la figura de Enrique Soro ha tenido durante los últimos años. A través de discos y conciertos, su música ha provocado un pequeño fenómeno que Roberto Doniez describe como “inesperado y un poco rápido”.

Para consolidarlo, a comienzos de este año constituyó la Fundación Enrique Soro, una entidad sin fines de lucro que “pretende que el legado no se pierda y pueda traspasarse. Esto no es solo un patrimonio de la familia, es un patrimonio nacional”.

“Yo digo que Soro es un clásico y por eso entiendo un tipo que no podemos olvidar, porque se te desmorona la historia. Bach es un clásico y hay que tocarlo, porque es maravilloso y es parte de la humanidad. En el contexto chileno, Soro es lo mismo: es uno de los fundamentos sobre los que se apoya la creación de la música nacional”, cierra.





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