Señor Director:
Esta semana, Axel Kaiser, Director ejecutivo de la Fundación para el Progreso, escribió una columna en el medio Diario Financiero donde habla de un supuesto carácter religioso con respecto al calentamiento global.
La columna posee bastantes fallas y argumentos sin peso, tanto desde el origen en que habla del cambio climático hasta el supuesto “carácter religioso”.
Primero, hay que recordarle al señor Kaiser que los estudios sobre el cambio climático no son recientes, y más bien llevan décadas por parte de la comunidad científica. En los años setenta informes tales como “Los límites del crecimiento”, publicado por el MIT en 1972, hablaban ya de la contribución del hombre en el cambio climático causado por CO2, y que de seguir el ritmo las consecuencias serían negativas para el planeta. A eso se le suma el aporte de Lovelock, Molina y Sherwood quienes estudiaron el daño que causaba en el planeta la alta cantidad de CFCs en la atmósfera (causados obviamente, por el hombre).
El documental de Al Gore “Una verdad incómoda” simplemente responde a presentar evidencia que ya llevaba años de estudio y mostrarlo ante todo el mundo, debido a que los efectos del cambio climático eran más y más evidentes.
Kaiser habla de supuestos errores y cosas que no se han cumplido como predecía Al Gore, siendo que no es así, un ejemplo de ello es la curva de Keeling. La curva de Keeling consiste en un registro de los niveles de CO2 en la atmósfera a lo largo de diferentes décadas, así como una proyección futura. Estudios recientes muestran que la curva no sólo está ocurriendo tal y como se proyectaba, sino que se está acelerando. Otro ejemplo son los registros de temperaturas en las últimas décadas. Registros muestran que se están viviendo años record en cuanto a la alta temperatura de la tierra, y que ante un eventual aumento de 2 grados los resultados serían catastróficos (Registros muestran aceleración, y una mayor proximidad de vivir las consecuencias de las altas temperaturas, y que en realidad ya están viviendo).
Tendría sentido hablar de un carácter religioso si el cambio climático se sustentara en solo suposiciones, en creencias (como lo hacen los terraplanistas o los antivacunas) y no en evidencias concretas. Lo cierto es que la cantidad de papers y estudios donde muestran no sólo la existencia del cambio climático, también la contribución del hombre y las consecuencias del cambio climático son enormes y contundentes. Es perfectamente factible que personas estén en contra de esta postura, pero para eso debe existir evidencias y estudios concretos, cosa que no es como tal, no pasando más allá del mero escepticismo, lo que es insuficiente. Por esa razón el consenso con respecto al cambio climático es casi total. El rebatir siempre es necesario e ideal en la ciencia, pero mientras no existan estudios concretos que refuten la contribución del hombre en el cambio climático, será difícil empezar a tener otra postura. Por eso, debería preguntarse por qué el consenso es tan alto.
En ese sentido, resulta contradictoria la postura de Axel Kaiser. En sus conferencias y charlas suele presentar diferentes datos y evidencias para sustentar su postura a favor de la libertad económica, y criticando la injerencia del Estado en la economía. Sin embargo, el consenso en economistas sobre una postura cercana al de la Escuela Austriaca que tanto defiende es bastante menor que el consenso científico con respecto al cambio climático (que es de casi un 100%). En esa lógica, es Kaiser quien sigue más bien un carácter religioso en la materia que suele defender (una creencia, una fe en algo).
Luego, carece de rotundo sentido apuntar sus dardos a Greta Thunberg. Creo que es evidente el hecho de que ella no es una experta o científica, pero si una activista tal y como han existido muchos en la historia. Son individuos que llaman a unirse en una causa concreta. Tal es su manía con una niña de 16 años que publica en Twitter una nota en que habla sobre los supuestos intereses económicos que hay detrás de ella, resultando un tanto extraño eso viniendo de alguien que se autodenomina “Liberal”. Si hay empresas que buscan mejorar su imagen con mayor conciencia ambiental, o si existen empresas no contaminantes que contribuyen a su imagen, no tiene nada de negativo. Él lo debería saber, más aún si su fundación es financiada por empresarios como Nicolás Ibañez o la familia Von Appen.
Esta ola de negacionistas tiende a ser una especie de pseudo rebeldía para ir contra la marea sólo porque sí. Aún con toda la evidencia, resulta extraño que existan individuos que tiendan a estar en contra sin razones concretas. Quizás también hay intereses económicos detrás de estas personas (la familia Von Appen es dueña de Ultramar, un grupo de empresas navieras que no son precisamente muy ecológicas). Lo que es claro, es que es necesario dejar de recurrir en falsedades y presentar evidencias contundentes, cosa que la postura de “carácter religioso” si posee.
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