Señor Director,
Las palabras, nuestras palabras de cada día son parte a la vez de nuestra naturaleza. Naturaleza manda. ¿Qué seríamos sin los vocablos y sin la polisemia de ellos?
El rótulo de esta columna pretende referir lo que como situación y efectos climáticos nos está sucediendo desde hace ya un tiempo a nivel planetario. No se trata de un juego de o con las palabras: son tres adjetivos y un sustantivo. Las mencionadas expresiones refieren a las cuatro estaciones del año. No hay presencia de un verbo.
Pero la situación que como seres humanos y planeta vivimos no es gramatical. Es gravemente climática, medioambiental. En rigor, invierno sin lluvias. A veces primavera fría, en otras ocasiones algo templada y hasta calurosa. A momentos caen muy fugaces lloviznas. En resumen, en un día o en una semana se pueden tener y vivir las cuatro estaciones.
Hace unos años dicha situación atmosférica no sucedía en nuestro país y se podría afirmar que tampoco en este hemisferio. Repentinamente en pleno período estival en algunas zonas precipitan torrenciales lluvias. Hasta violentos tornados han sucedido en regiones del sur chileno.
Donde antes llovía hoy no cae una gota. Mueren por miles los animales y los agricultores ya no pueden cultivar hortalizas ni frutales. La sequía es una tragedia real que afecta a las comunidades de varias ciudades del país. El agua para el consumo humano se raciona. La crisis por la carencia del vital elemento es una dolorosa realidad.
La naturaleza, el orden cósmico es más fuerte que cualquier mando o gobierno humano. Es imposible hacer llover. Nos llueven sí a diario otras calamidades de origen humano, por el fracaso de funestos planes, por erróneas e injustas políticas de Estado, por la obscena codicia de pequeños grupos ansiosos de más poder económico a los que no ha importado el desastre ecológico que han causado en Chile y en el mundo. El problema no es gramatical ni semántico. El problema es de sanidad planetaria, es social y es ético.
Obviamente las palabras sirven para señalar, para acusar las injustas situaciones de carácter social que afectan a millones de seres humanos que carecen de agua, de bosques, de peces y de aire limpio.
¿Qué hacer ante la calamidad presente ? Rezar no hace llover ( o, no basta con rezar ). Lo que corresponde es cambiar conductas, tomar real conciencia personal y como sociedad. Elaborar sanas, justas y científicas políticas de Estado impulsadas por un gobierno con un claro y firme sentido de independencia y soberanía nacional, fundadas esas políticas en proyectos estratégicos de desarrollo de largo alcance.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.