Por iniciativa de los compañeros de clase de Tsang Chi-kin, el joven herido por bala ayer en Hong Kong, se instaló este miércoles una mesa en el patio de su escuela. Son una decena de jóvenes enmascarados, escondidos bajo bufandas. Todo el mundo aquí le tiene miedo de la policía.
Ataques directos
Según ellos, Tsang Chi-kin recibió un impacto a corta distancia y probablemente esté fuera de peligro, aunque todavía en estado grave. A pesar de las numerosas cámaras presentes en el momento de los hechos y de las imágenes que circulan, la policía afirma que fue en defensa propia.
La Policía se justifica
Stephen Lo, el jefe de la policía de Hong Kong, defendió a sus tropas anoche en una conferencia de prensa. Según él, los agentes no tenían otra opción: tenían que proteger a sus colegas. “En muchas ocasiones, los alborotadores han intentado atacar a la policía con cócteles molotov. Las fuerzas del orden fueron atacadas por individuos muy decididos y armados con barras de metal. Las advertencias verbales de la policía no fueron suficientes para reducir el nivel de tensión”, afirmó.
“La decisión de abrir fuego fue, por lo tanto, legal y razonable, porque los agentes de policía temían por sus vidas, ya que eran blanco de ladrillos y piedras que les impedían ponerse fuera de peligro. El oficial que disparó a un manifestante hostil armado con una barra de hierro sólo protegió a sus colegas durante uno de los días más violentos y caóticos que Hong Kong haya conocido”, prosiguió Stephen Lo.
En el otro bando, los manifestantes piden desde hace tiempo que se investigue la violencia policial. “Tocamos el fondo. Los policías ya no nos tratan como seres humanos. Okey, algunos de nosotros tiran cócteles Molotov, pero siempre en los edificios, nunca en los propios policías. Podemos insultarlos, llamarlos perros, pero siguen siendo humanos, no queremos destruirlos; lo que hacen me vuelve loco y enfurece a todos, nos incita a ir aún más lejos”, dice un joven, con una máscara de gas alrededor del cuello.
Foto referencial @Athit Perawongmetha, Reuters.