Pandemia y desarrollo regional

  • 31-03-2020

Ante la modificación del calendario electoral derivada de la pandemia del coronavirus, ha pasado prácticamente inadvertida la postergación de la primera elección de gobernadores regionales, en conjunto con alcaldes, concejales, consejeros regionales y posibles constituyentes, del 25 de octubre de este año al 11 de abril de 2021.

En el escenario actual, donde toda agenda púbica gira en torno a las medidas sanitarias y económicas ante la pandemia, vale la pena detenerse por un momento a pensar lo mejor que podría estar enfrentándose esta crisis -así como muchas otras coyunturas y emergencias en el pasado- si contáramos con gobernadores electos y con atribuciones efectivas para liderar el desarrollo regional. Aunque la ya varias veces postergada elección de gobernadores resolverá sólo el primero de estos aspectos -el de la elección, y no el de las atribuciones- será, sin duda, un paso importante hacia un modelo de gobierno más descentralizado y cercano a las demandas y expectativas de la ciudadanía.

Hagamos un ejemplo de política ficción. ¿Cómo hubieran actuado gobernadores democráticamente electos ante la actitud de las y los alcaldes llamando a suspender clases o decretar cuarentenas? Ciertamente no como lo hicieron las pasadas semanas los intendentes de las regiones Metropolitana y de Valparaíso, desautorizando a los alcaldes y sus atribuciones para tomar medidas en pos del resguardo de la población comunal; poniéndose -como ciertamente corresponde en su rol de autoridades designadas- del lado del gobierno central, y no del desarrollo regional. Si esta actitud ya es compleja en condiciones de “normalidad”, pues las preocupaciones y criterios para tomar decisiones son distintos si se observa la realidad desde el centro o si se hace desde los territorios, más complejo aun es ante una emergencia como esta, donde ha sido del todo evidente el desacuerdo y hasta el enfrentamiento entre autoridades nacionales y locales.

Probablemente, aun cuando fueran de signo político distinto, gobernadores regionales y alcaldes dialogarían y buscarían acuerdos para el beneficio del conjunto de la población regional. Probablemente, autoridades regionales y locales trabajarían juntos en la búsqueda de medidas para “aplanar la curva” y evitar la propagación del virus. Muy probablemente, hoy estaría toda la Región Metropolitana en cuarentena total, con las consecuentes y evidentes ventajas para el conjunto de la población regional.

Esperemos que la tan necesaria elección de gobernadores regionales no se siga postergando en el tiempo, y que cuando discutamos las líneas fundamentales de nuestra nueva constitución, valoremos la importancia de un esquema de gobierno descentralizado para cumplir nuestras metas de bienestar y desarrollo.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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