La alianza política entre los matinales y algunos alcaldes

  • 13-04-2020

Más allá de las legítimas objeciones que ha recibido la Encuesta Cadem, llama la atención la lista de los dirigentes mejor evaluados por la ciudadanía. Los tres primeros tienen en común ser alcaldes y de Chile Vamos, pero probablemente lo que más les une es su aparición cotidiana en los matinales de la televisión abierta. Nos referimos a los alcaldes de Las Condes, Joaquín Lavín; de Maipú, Cathy Barriga; y de Providencia, Evelyn Matthei.

El pasado 24 de marzo, la Contraloría General de la República aclaró, a través de un oficio, las atribuciones de las autoridades competentes en el marco del actual Estado de Excepción de Catástrofe, dando a entender, en primer lugar, que los alcaldes no tienen atribución para declarar cuarentenas comunales y restricciones que escapan de su potestad. Asimismo, el oficio menciona que la “participación de alcaldes en medios de comunicación debe limitarse a la entrega de información necesaria para el cumplimiento de las funciones municipales”.

Cuando este oficio se hizo público, los ediles y los rostros de televisión que los invitan se declararon en rebeldía y, en los hechos, incurrieron desde entonces en desacato frente al oficio. Se trató de una conducta ampulosamente carente de sentido institucional y en donde el mensaje a la ciudadanía es que, en lo que respecta a los matinales, los dueños de los canales y los invitados hacen lo que quieren y no lo que dice la Contraloría.

Es razonable que, para el debido ejercicio de la función pública, se cuestione que los alcaldes ocupen buena parte de sus mañanas paseándose por matinales, en donde la mayoría de las veces se refieren a asuntos que no tienen que ver con su mandato. Resulta muy obvio que su rol es dirigir las comunas y no ser comentaristas de TV, pero sin embargo para ellos no lo es y, peor aún, la ciudadanía parece premiarlos por este abandono de deberes.

Lo ocurrido nos lleva a una reflexión respecto a cómo los medios de comunicación, a pesar de haber sido severamente cuestionados desde el estallido social del pasado 18 de octubre, parecen seguir teniendo la capacidad de construir climas y corrientes de opinión. En la medida que en Chile todo se politizó, los matinales pasaron desde la banalidad de la farándula a propiciar paneles donde se convocó a dirigentes políticos de distinta laya. En los hechos, estos programas se convirtieron en la más cabal y masiva expresión de la línea editorial de los propietarios de los canales, que obviamente se muestra incómoda y resistente a las transformaciones sociales que empuja la gran mayoría de la población.

Desde este espacio, hemos valorado la importancia política de los alcaldes, debido a que su conocimiento fino del territorio les ha hecho comprender mejor el acumulo de malestar que explotó hace algunos meses, tal como la relación entre las grandes medidas que se anuncian y su aterrizaje concreto en la vida cotidiana de los habitantes. Sin embargo, hay una manera de ejercer la labor edilicia que Chile ya conoció y que no parece la mejor: la infantilización de la política con botones de pánico, osos panda de peluche sentados en la mesa de sesiones del Concejo Municipal, bombardeo de nubes y otras. Esta aparente despolitización, cuando se trata de dirigentes profundamente ideológicos, termina por esconder el debate de fondo que se debe dar en el país, especialmente en estas circunstancias.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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