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Enfrentamiento en el Cáucaso

Columna de opinión por Pablo Jofré Leal
Sábado 18 de julio 2020 10:03 hrs.


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En un marco de complejos problemas mundiales derivados de la pandemia del COVID- 19, existen países que aprovechan esta coyuntura para seguir agrediendo a otros pueblos. 

En este caso, Armenia bombardeó el día 12 de julio pasado con fuego de artillería y uso de drones, los pueblos de Azerbaiyán de Agdam y Dondar Kuscu, ubicados en la frontera entre ambos países en la provincia de Tovuz, zona noroccidental de Azerbaiyán. El ministro de Defensa de Armenia, Davit Tonoyan, amenazó a Azerbaiyán con invadirlo para obtener “nuevas posiciones”. Esto sigue a otra declaración de Tonoyan un año antes, en la que anunciaba que Armenia ocuparía nuevos territorios en caso de una nueva guerra con Azerbaiyán. Según consignó el medio los Angeles Times.

Un ataque, que representa el incidente más grave desde el año 2016, que ha significado la afectación de zonas residenciales civiles de Azerbaiyán, denunciadas por el gobierno de Bakú, como una muestra de la conducta agresiva de armenia que ocupa, desde el año 1992 el 20% del territorio de Azerbaiyán, en la región de Nagorno Karabaj y siete municipios adyacentes.

El ejército de Azerbaiyán respondió el ataque armenio generando bajas mortales y heridos, estimadas en 10 soldados armenios entre muertos y heridos. Por el lado de Azerbaiyán se contabilizaron, hasta el momento, 5 muertos y cuatro heridos, entre ellos, el comandante general Polad Hashímov. Desde posiciones de Azerbaiyán se procedió a bombardear puestos del ejército armenio, una estación militar de radar, almacenes, tanques y carros blindados.  

Gobiernos como el de Rusia y la secretaría general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) han expresado su preocupación ante el enfrentamiento entre ambos países, en una zona de por si compleja. Turquía ha expresado su total apoyo al gobierno de Azerbaiyán presidido por el presidente Ilham Aliyev. El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, señaló en declaración oficial citada por la agencia turca Anadolu. “Continuaremos brindando toda la ayuda y apoyo posibles a las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán contra Armenia, que ha estado siguiendo una política de agresión durante muchos años, ocupando ilegalmente la tierra de Azerbaiyán” en referencia a la ocupación de Nagorno Karabaj considerado por la ONU y resoluciones al respecto como un caso de territorio ocupado ilegalmente y que debe ser reintegrado a Azerbaiyán. 

Por su parte, Antonio Guterres, secretario general de la ONU expresó, a través de su portavoz, la preocupación que inunda a este organismo internacional por el conflicto que se está dando entre Azerbaiyán y Armenia, con uso de armas de artillería y que han dejado aun, un número indeterminado de víctimas.  Rusia ha ofrecido mediar sin que exista todavía respuesta oficial a tal idea. Igual posición de mediador tomo la Cruz Roja internacional. “Estamos dispuestos a actuar como intermediario neutral entre las partes y ayudar a los afectados por la reciente escalada de enfrentamientos”, ha asegurado en un comunicado el director de operaciones para la región del CICR, Martin Schuepp.

Guterres ha ofrecido apoyar una solución pacífica al conflicto y trabajar, igualmente, por la solución de la ocupación del territorio de Nagorno Karabaj, que es un contencioso que la no solucionarse en función de lograr su devolución a su legítimo dueño, seguirá convirtiendo la zona en un polvorín. Misma postura expresada por el gobierno de Rusia y miembros del llamado Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE) que ha intentado en ocasiones anteriores mediar para la solución del conflicto entre ambos países.

Recordemos que entre los años 1990-93 Armenia comenzó una guerra de agresión contra Azerbaiyán, ocupando la región conocida como Nagorno-Karabaj y 7 distritos adyacentes – Kalbajar, Lachín, Gubadlí, Zanguilán, Jabraíl, Fizulí, Agdám – que en conjunto representan el 20% del territorio del país, cometiendo además violaciones a los derechos humanos de la población, en una limpieza étnica que significó la expulsión de un millón de azerbaiyanos de sus tierras de origen  convirtiéndose en desplazados. 

Lo descrito está avalado por bases legales establecidas en el derecho internacional y sobre todo con fundamentos que radican en resoluciones y decisiones adoptadas por los principales organismos internacionales para la resolución del conflicto. Entre ellas cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la resolución N.º 822, Nº853, Nº874 y la Resolución N.º 884, todas ellas aprobadas el año 1993 y que confirman la tesis de Azerbaiyán que: la región de Nagorno-Karabaj es una parte integral de Azerbaiyán. Se exige la retirada inmediata, completa e incondicional de las fuerzas de ocupación armenias de todos territorios ocupados de Azerbaiyán. Como también se indica la necesidad y obligación del retorno de los desplazados internos a sus tierras de origen en condiciones de seguridad y dignidad. 

El gobierno de Ilham Aliyev, como muestra de buena voluntad llamó a los organismos internacionales, representantes militares de aquellos países que quieran, comprobar en terreno los acontecimientos signados por Bakú como agresión y así dar cuenta de lo que acusa es: una inequívoca e inaceptable provocación militar, siempre y cuando las condiciones operativas así lo permitan Catalizado por una Armenia que desea, de este modo, desviar la atención de su grave situación socioeconómica interna y los efectos de una pandemia que el gobierno del primer ministro Nikol Pashinyan no es capaz de contender y que ha significado que este país cuente con 35 mil casos confirmados de Covid 19 y 600 muertos que representa el mayor número  de contagios y decesos en todo el Cáucaso Meridional- Unido a esa política armenia de tratar de involucrar a terceros países en un conflicto que bien sabe podría terminar si devuelve los territorios ocupados de Nagorno Karabaj.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.