Todo indica que la realización del plebiscito el próximo domingo 25 de octubre implicará un grave riesgo sanitario, por las aglomeraciones que necesariamente se producirán, tanto en la locomoción colectiva como en los lugares de votación. Y, por lógica elemental, mientras más personas vayan a votar, mayor riesgo de contagio habrá para todos nosotros, tanto por los contagios que se produzcan ese mismo día, como por la reproducción posterior de aquellos -particularmente de los asintomáticos, por lo general más jóvenes- con sus familiares, amigos o compañeros de trabajo. Es decir, !la realización del plebiscito el próximo domingo se ha vuelto contradictoria con sus propios objetivos! Claro, porque por un lado el ideal de un acto cívico como ese es que la mayor cantidad posible de gente concurra a votar. Pero, por otro lado, los requerimientos sanitarios nos indican que lo ideal es que vaya la menor cantidad de gente a hacerlo.
Además, pareciera que nos hemos olvidado que Chile ¡sigue siendo uno de los países más afectados del mundo por la pandemia! En efecto, el informe epidemiológico del Ministerio de Salud del 16 de octubre pasado nos ilustra que la cantidad de fallecidos por la pandemia ha sido de 18.248 personas (937 por millón de habitantes) en nuestro país. Esto, al compararlo con las estadísticas del Worldometers del sábado 17 pasado, ubica a Chile en el segundo lugar mundial de fallecidos por la pandemia en relación a su población, luego de Perú que aparece con 1.016 por millón (33.648).
Por otro lado, respecto del otro indicador más preocupante -y que no está relacionado con la mayor o menor proporción de test realizados-, el de la cantidad de enfermos hospitalizados por el COVID-19, también nuestro país se ubica entre los peores países del mundo respecto de su población. Estamos en el octavo lugar con 41 hospitalizados por millón (791). Encabeza la triste lista Moldavia con 214 por millón (864), seguido por Argentina con 95 (4.346), Israel con 74 (689), República Checa e Irán con 55 (596 y 4.721 respectivamente), Estados Unidos con 46 (15.302) y Costa Rica con 42 (217). Es cierto que desde hace dos meses a esta parte se han disminuido significativamente los casos que por entonces nos ubicaban -en alternada “competencia” con Moldavia- entre los dos peores países del mundo, con cerca de 2.000 casos. Pero, de todos modos las cifras actuales son extremadamente preocupantes por su magnitud y por constituir una peligrosísima base -dada la reciente experiencia europea- para graves rebrotes futuros.
También estamos entre los peores países del mundo en cuanto al número acumulado de contagiados por la pandemia, de acuerdo a los datos presentados por el Ministerio de Salud en el informe del 16 de octubre. Es cierto que estos datos tienen menor confiabilidad comparativa, en la medida que existe una gran diversidad en la realización de test respecto de la población que efectúan los diversos países, ubicándose Chile lejos en el primer lugar entre los países latinoamericanos a este respecto. De todas formas, es muy grave que nuestro país se ubique en el 5° lugar mundial en la materia con 28.427 personas enfermas por millón (553.156). Encabeza la desgraciada lista Katar con 46.024 personas por millón (129.227), seguido de Bahrein con 45.003 (77.571), Israel con 32.918 (302.770) y Panamá con 28.492 (123.498). Y si bien es cierto que hemos ido lentamente bajando la cantidad de nuevos casos de contagiados, desde hace semanas, también lo es que aún estamos en la altísima cifra de entre 1.000 y 2.000 nuevas personas enfermas cada día.
Tenemos a la vista el “mal” ejemplo europeo donde rápidamente los rebrotes de la pandemia están llegando a niveles nuevamente fatídicos. Y tenemos a la vista el muy buen ejemplo de Nueva Zelanda que no solo controló la pandemia desde un principio tomando medidas drásticas (los fallecidos por coronavirus llegaron a 25 personas en un país de más de cinco millones de habitantes); sino que, en virtud de un pequeño rebrote de decenas de casos, postergó por un mes las elecciones.
¡Aún es tiempo de postergar el plebiscito! El Gobierno puede usar medidas de excepción para ello. Y sería muy torpe de la oposición el protestar por ello, cuando su no postergación podría ser la causa de muerte de decenas o centenares de personas más. Más aún cuando todas las encuestas indican que el triunfo del “Apruebo” está completamente asegurado, ahora o después, dado que cerca de la mitad de los partidarios del Gobierno votarán también por dicha alternativa. Y si el Gobierno no lo hace, esperemos -¡por la vida de muchos chilenos y chilenas!- que el menor número de personas concurra a votar, tanto de los que están por el “Apruebo”, como de los que están por el “Rechazo”. ¡Qué mal habla de nuestras instituciones el que no se adopten medidas que aconsejan una elemental prudencia! Triste, muy triste.