Un espacio de encuentro artístico y ciudadano: así es la nueva vida del ex Teatro del Ángel

Durante estos días, el mítico escenario del centro de Santiago volverá a abrir sus puertas. Esta etapa estará marcada por un proyecto que busca desarrollar tres líneas programáticas: las artes escénicas, los eventos corporativos y las actividades sociales.

Durante estos días, el mítico escenario del centro de Santiago volverá a abrir sus puertas. Esta etapa estará marcada por un proyecto que busca desarrollar tres líneas programáticas: las artes escénicas, los eventos corporativos y las actividades sociales.

Durante los últimos años, el ex Teatro del Ángel, ubicado en la galería del mismo nombre en Huérfanos #756, entre las calles San Antonio y Mac- Iver, ha intentado abrir sus puertas en más de una oportunidad.

En 2015, bajo la administración de Carlos Cornejo y Cristián Poblete, la sala retomó sus funciones con el estreno de Tres tristes tigres de Alejandro Sieveking. Pero esos esfuerzos fueron insuficientes y el espacio no logró retomar el ritmo que lo caracterizó en los años 70.

Fue así como, a mediados de  2016 la familia Hermosilla-Varas se hizo cargo del teatro. Esta vez la idea era restaurar el lugar y generar un proyecto coherente con los nuevos tiempos y en diálogo con las transformaciones del centro de la ciudad.

La reapertura estaba agendada para abril de 2020, pero, producto de la pandemia, ese proceso fue imposible. Es así como hoy, el mítico teatro inaugurado en 1971 por la actriz Ana González enfrenta una nueva etapa. Esto, ya que este sábado 4 de septiembre a las 19:30 horas volverá a abrir sus puertas de la mano de la presentación del guitarrista de jazz flamenco Alberto Fraggi. 

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El músico Keko Hermosilla, actual administrador del lugar, indica que este nuevo ciclo del teatro estará marcado por un proyecto en donde destacan tres líneas programáticas: las artes escénicas, los eventos corporativos y las actividades sociales. Según dice, esto tiene que ver con la realidad que hoy existe en el centro de Santiago.

“Llegamos a la conclusión de que este espacio no podía volver a ser un teatro, porque el centro cambió. El público del teatro se fue a otros lugares como Bellavista o a las zonas de teatro de los malls, donde hay tiendas y restaurantes, porque hoy salir es mucho más que ir a ver teatro y el centro ya no tiene tanta vida el fin de semana como hace 30 años”, dice.

“Entonces, transformamos este lugar y le dimos el sentido de sala multiuso, lo que permite rastrear su vocación en un contexto urbano. En ese sentido, está la línea de las artes escénicas, pero también está la idea de que la gente arriende los espacios para hacer lo que ellos quieran. Como estamos al medio del centro y hay muchos edificios de oficina, queremos potenciar un uso corporativo para rentabilizar el espacio en horarios en los cuales las salas de arte no tienen movimiento. Si quieres hacer un cumpleaños, una fiesta, un matrimonio, el espacio está disponible”, añade.

La remodelación

Cuando la familia Hermosilla-Varas asumió la gestión del teatro también enfrentó el desafío de remodelar la sala que, entonces, estaba en desuso y con sistemas y equipos obsoletos. 

Según relata el arquitecto a cargo de la remodelación, Alberto Moletto, lo primero fue generar una operación de limpieza, aunque en el camino surgió un obstáculo: retirar los escombros de manera manual. Esto, por las dificultades de trabajar en un subterráneo de una galería del centro de Santiago.

Luego, se retiraron las butacas y se aplanó el piso con el objetivo de crear un espacio versátil. “Cambiamos la imagen del teatro por completo”, explica el profesional, indicando que el teatro hoy tiene una capacidad de 150 personas, lo que puede variar de acuerdo a cada actividad programada.

En lo estructural, la sala multiuso respeta los espacios originales del teatro y, aunque propone un estilo nuevo, no deja atrás la historia del lugar. Por ejemplo, en el espacio destacan las lámparas con formas de ángeles del antiguo recinto.

“Fuimos respetando cada espacio. Tomamos una puerta de bronce de la boletería y la incorporamos. Ese elemento, que era bien articular, bien antiguo, con marco de bronce y un semi círculo para pagar el boleto, lo reubicamos, pero el resto fue quedarnos con los espacios, pero no con la imagen”, afirma el arquitecto.

“Lo que decidimos fue homogenizar todo con un color naranjo y hacer un color continuo en todos los elementos: pisos, muros , cielos, cajas. Eso hablaba del contraste que queríamos hacer con la galería que es bien oscura. Entonces, la operación más bien fue de limpieza y hacer algo neutro”, afirma.

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Teatro del Ángel, la historia

La historia del ex Teatro del Ángel ha estado marcada por altos y bajos. Fue fundado a principios de 1950 bajo el nombre de Teatro San Antonio. Más tarde, en 1971 la actriz Ana González llegaría al lugar para iniciar un proyecto transformador. De la mano de artistas como Alejandro Sieveking, Bélgica Castro y Víctor Jara, entre muchos otros, la “Desideria” impulsaría la creación de la Compañía del Ángel, grupo que buscaría generar un teatro de calidad y alejando de las modas experimentales.

Pero el Golpe de Estado de 1973  truncó todos esos planes y buena parte de la compañía se exilió en Costa Rica. Aún así, el Teatro del Ángel persistió, presentando obras como La remolienda de Alejandro Sieveking, Las del otro lado del río, primera obra de Andrés Pérez, y Testimonio sobre la muerte de Sabina de Juan Radrigán.

En los años 80 la historia del mítico teatro cambió rotundamente y en 1985 se transformó en un cine arte. Posteriormente, el espacio de calle Huérfanos cayó en un abandono, por lo que en 1998 fue arrendando a una cadena de cine erótico, la que estuvo en el lugar por casi 15 años.

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Arnaldo Berríos y Ana González en Testimonio sobre la muerte de Sabina de Juan Radrigán en el Teatro del Ángel, 1979. Créditos: Memoria Chilena.

Durante este último periodo, Ana González y su compañera Lute Sotomayor intentaron recuperar el espacio en más de una oportunidad. Incluso, la actriz de Radiotanda pretendía inaugurarlo para su cumpleaños número 85, pero nunca logró conseguir los fondos para concretar este sueño.

En ese sentido, la actual administración del espacio advierte que un proyecto a futuro es poner en valor la historia detrás de este espacio cultural del centro de Santiago. Hacerse cargo de la memoria del lugar es una tarea muy difícil, pero es algo que nos gustaría ir recuperando”, dice Keko Hermosilla.

“En este lugar, ha pasado mucha agua bajo el puente, pero tenemos algunas imágenes que queremos ir restaurando y colgando en las paredes del lugar. Mi sueño es hacer un documental de todo esto. Pero eso es un proyecto titánico”, adelanta.

Por lo pronto, la idea es ir agendando actividades para romper la inercia que, durante los últimos años, se ha instalado en el lugar. “Estamos expectantes por lo que va a pasar y cómo viene la agenda más adelante. Esperamos que haya interés por parte de  productores y artistas para venir a trabajar aquí”, cierra el administrador del espacio.





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