Nicki Nicole hizo el Tiny Desk que nadie esperaba pero que necesitábamos

  • 17-10-2021

Antes de los frames virales de Nathy Peluso, L-Gante o Nicky Jam, Nicki Nicole fue quizás de las primeras bombas mediáticas del jovencísimo productor argentino Bizarrap, cuyas sesiones hasta entonces solamente habían visto pasar hombres, la mayoría provenientes de la escena del freestyle, ingeniosos y versátiles, pero no lejanos a una propuesta que venían validando por años en plazas y tarimas. Nicole Denise Cucco, rosarina de 21 años, con el pelo apenas bajo el vértice inferior de su cara, un tomate improvisado y un polerón gris que le doblaba en tamaño, fue casi un descubrimiento con su hit bautizado después como “Cuando te veo”, y que llegó a dispararse sobre las 8 millones de visualizaciones en cuestión de horas, desconcertando a todos quienes no sabíamos en qué sector de la música urbana se le podía encajar. 

“Recuerdos”, su primer álbum, vendría a finales de ese mismo año, en 2019; no obstante, conmocionado por los sucesos que atravesaban a Chile en ese entonces y la llegada de la pandemia en marzo de 2020, no lo escuché sino hasta que el encierro nos obligó a desempacar esa lista de libros, series, discos, que acumulamos siempre para cuando haya tiempo. Pero el tiempo llegó arrancándonos horas de un presente que parecía tan dormido, que la lista resultó insuficiente, y entonces, desconcertados y por inercia, todos corrimos hacia esa palabra con la que Nicki encerró sus 12 primeros tracks.

Por supuesto, la contingencia sanitaria de 2020 no cesó con su producción musical, que incluyó a éxitos como “Colocao” y “Mala vida”, curiosamente los dos temas con los que esta semana la nominada al Latin Grammy en la categoría “Mejor canción de rock” apareció en el inicio de una sesión grabada en Washington para la National Public Radio (NPR).

Pero su inestable presencia en algún género y su irrupción en el rock como el sello de casa que han impuesto quienes brotan del trap en los últimos años son solo matices de lo que en este momento significa para sus seguidores, o para mí, su inclusión en las sesiones Tiny Desk. Con antecesores de habla hispana que colaboraron con el sello radial estadounidense durante la pandemia, como Ozuna, Karol G, C. Tangana o J. Balvin, la propuesta de Nicki, lanzo como una hipótesis osada, además de coincidir con esta suerte de retorno a la normalidad, es quizás sin querer, un arquetipo simple de las sensaciones que nos atravesaron en estos dos últimos años.

 

Con punteos de guitarra clásica y matices de fondo de un acordeón tanguero que se apaga, Nicki Nicole pasó del arrojo y la vileza de sus dos primeros temas a la coquetería desprendida de “Wapo Traketero”, y enseguida a la introspección de hablarse a sí misma, como en un espejo al pasado, en “Parte de mí”, para finalmente rematar todo con la frescura y la rendición absoluta en un tributo a su gusto por ese freestyle inocuo que tanto la representa y su último lanzamiento, “Baby”. 

“Te voy a estar esperando en tus mejores recuerdos”, dice Nicki en el estribillo del tema que titula su primer y único álbum. Creo a estas alturas, y después de repasar el resumen de su producción musical pandémica en el Tiny Desk, que si “Recuerdos” será con el paso de los años el disco que me traerá de vuelta a la incertidumbre del encierro y el presente en pausa, su colaboración con NPR será como la nota al calce que me recordará que asomarse a salida tuvo un coste por ahora ignorado en medio de una maraña de retornos y nuevas primeras veces. Como ese comentario en el vídeo que decía que “Nicky Nicole hizo el Tiny Desk que nadie esperaba pero que necesitábamos” y que en pocas horas se esfumó entre otros miles, igual de buenos, igual de sabios.   

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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