Este 8 de noviembre del 2021 se cumple un año de lo denominado por la República de Azerbaiyán como “El Día de la Victoria” dando cuenta con ello de la recuperación del 20% del territorio, que había sido ocupado por Armenia en la guerra que enfrentó a ambos países entre el año 1992 a 1993, tan sólo un año después de la proclamación de independencia de Azerbaiyán de la ex Unión Soviética a la que perteneció como república adscrita.
Recordemos que el día 27 de septiembre del año 2020 Azerbaiyán lanzó una contraofensiva, tras denunciar el ataque militar lanzado por fuerzas armenias contra efectivos militares azerbaiyanos ubicados en los límites de los territorios ocupados de Karabaj y los distritos adyacentes. Ello en el marco del derecho internacional humanitario, pues los ataques armenios significaron el bombardeo de ciudades azerbaiyanas ubicadas fuera del sitio de conflicto.
La intensificación del enfrentamiento, al cabo de 44 días de combates significó la derrota total de Armenia con el resultado perseguido en el plano bilateral e internacional por parte de Bakú de recuperar los territorios ocupados por Armenia y concretar el cumplimiento de las resoluciones emanadas del Consejos de Seguridad de la ONU que consignaban dicha zona como ocupados ilegalmente. Para el embajador de Azerbaiyán en Argentina, Rashad Aslanov “los hechos que llevaron al enfrentamiento con Armenia significó concretar los anhelos de justicia y de respeto al derecho internacional para mi país, que implicó recuperar el Karabaj y los distritos adyacentes que es lo que tendrían que haber sucedido hace mucho tiempo y no tener que esperar casi 30 años para que se cumpliera el derecho internacional en el marco del respeto a la integridad territorial de los países y al mismo tiempo se pusiera fin a una situación que puso en peligro, no sólo las relaciones entre Azerbaiyán y Armenia sino la propia estabilidad de la región del Cáucaso meridional, Asia Occidental y central” (1)
Una de las situaciones más esperadas, tras la victoria de Azerbaiyán, fue el retorno de los desplazados, que tuvieron que salir de la zona ocupada por Armenia y que tras el 10 de noviembre podían ya volver a sus tierras, su hogares y con ello dar curso a la continuidad territorial, histórica, cultural entre aquellos que tuvieron que abandonar sus hogares hace tres décadas atrás y aquellos que hoy pueden volver a caminar por las calles, cultivar la tierra y pensar en un futuro fuera de la condición de refugiados.
La idea es superar estos años de conflicto, nos señala el diplomático azerbaiyano “dejar de lado rencores y pensar en una región multiétnica donde el desarrollo sea transversal, que signifique integración del conjunto de países que conforman nuestra región rica en recursos naturales, especialmente petróleo, gas, minerales, ruta de oleoductos y gasoductos de importancia estratégica innegable”, parte del estratégico proyecto de la nueva ruta de la seda y de aquellos proyectos bilaterales, que los países de la región han ido concretando en pos de su propio desarrollo.
El fin de la guerra permite avizorar un futuro más prometedor, no sólo para Azerbaiyán, sino para la propia Armenia, en función que los proyectos de desarrollo en materia de infraestructura vial, ferroviaria, comunicaciones la incluyen sin duda bajo el paraguas de la necesidad vital de progresar toda la región, superando las divisiones y las experiencias de conflicto que sólo traen desgracias, muerte, dolor, destrucción y subdesarrollo.
Sin duda hay fricciones que superar y hay intereses de potencias extrarregionales que desean tener influencia en la zona, pero la propia conformación del llamado grupo 3 + 3 como mecanismo regional consultivo, que contribuirá la colaboración entre Azerbaiyán, Irán, Armenia, Turquía, Rusia y Georgia. La vocera del ministerio de relaciones exteriores de la Federación Rusa, María Zajárova sostuvo en este plano que “El desarrollo de la cooperación regional multilateral interesa a todos los posibles participantes en este formato. En nuestra opinión, su puesta en marcha aumentaría la confianza en las relaciones interestatales, resolvería las contradicciones existentes y desbloquearía el potencial económico y de transporte de la región. Hay muchas preguntas. El formato puede y debe aportar y quizás ofrecer soluciones tanto a los viejos problemas como a los nuevos retos”. Desde Moscú, que ha actuado como mediador se afirmó que la valoración es que la situación en la región se ha estabilizado durante el último año y que el alto el fuego se respeta en general. El papel de las fuerzas de paz rusas es muy apreciado en Bakú y Ereván. Los incidentes individuales se resuelven a través de canales de interacción bien establecidos por ambas partes. También se está tratando de desbloquear los enlaces de transporte” (2)
El trabajo por concretar es monumental y necesario. Proyectos que comunicarán el Mar Caspio con Europa, Rusia con Asia Occidental, Asia Central con Europa Oriental. Un cruce de corredores energéticos, de autopistas, de vías férreas donde la construcción del aeropuerto en el distrito de Fuzuli, hasta septiembre el año 2002 ocupado por Armenia y hoy liberado, es una clara señal que el camino es el progreso, no el enfrentamiento. La construcción del corredor de Zangezur, que unirá el territorio azerbaiyano con la República Autónoma de Najichevan en la frontera con Turquía en la idea de consolidar la posición de la región como un centro logístico y de tránsito. Todo ello permite pensar en Karabaj como una región moderna y próspera.
El conmemorar la victoria implica una enorme responsabilidad por parte de Azerbaiyán, pues la derrota del rival no puede significar la marginación de ese país de los planes de progreso para el Cáucaso meridional. Así lo entiende el gobierno de Azerbaiyán, que ha señalado que en materia de interconexión regional Armenia forma parte de cada uno de los planes y proyectos y ello permite pensar en el logro de una zona de paz, que elimine cualquier distorsión y fuerzas extrañas a la región que influyan negativamente en la consolidación del Cáucaso Meridional como una zona de paz, desarrollo y progreso.
Azerbaiyán en sus 87 mil kilómetros cuadrados, para una población de 10 millones de habitantes, posee riquezas que le han permitido avanzar en materia de indicadores de desarrollo humano situándolo en el puesto 88 entre 192 naciones La ubicación estratégica de este país, su riqueza petrolífera y gasífera genera, sin duda, fuertes tensiones pero también la necesidad de generar acuerdos, de planes de desarrollo, que incluyen la reconstrucción de ciudades y distritos que estuvieron ocupados por casi tres décadas “superar ese urbicido” como también avanzar en el mejoramiento del medio ambiente, sometido a cruentas contaminaciones derivadas de residuos minerales y nula defensa de bosques, ríos, acuíferos y en general la flora y fauna de zonas económicas de Karabaj y Zangazur Occidental.
Un trabajo que requiere financiamiento y para ello se ha creado el llamado Fondo del Renacimiento de Karabaj, que según el presidente de la Junta Directiva de este Fondo, Rahman Hajiyev “junto con la restauración de monumentos históricos en el marco de los trabajos realizados para la rehabilitación y reconstrucción de los territorios liberados, una de las principales prioridades del Fondo es reparar los daños medioambientales causados por la ocupación armenia y crear condiciones favorables para vivir en las tierras liberadas. Con el fin de garantizar el asentamiento y el desarrollo sostenibles de la región mediante la aplicación de medidas conjuntas para la restauración del equilibrio ecológico y los lugares naturales, así como para apoyar la ejecución de diversos proyectos medioambientales”.
No se puede olvidar en todo este trasiego la enorme labor que significa el permitir el retorno de la población desplazada en la guerra de principios de los años noventa del siglo pasado, recuperar una naturaleza destrozada y el desminado del territorio que estuvo 28 años en manos extranjeras. En este último punto, el ejército azerbaiyano ha retirado, desde el fin de la guerra, más de 50 mil minas antipersonales y antitanques, además municiones sin detonar, colocadas por Armenia en el Karabaj durante la ocupación de ese territorio lo que ha significado barrer 20 mil hectáreas de terreno mediante unidades especializadas. Según señaló el presidente de la junta directiva de la Agencia de Desminado de Azerbaiyán (ANAMA) Vugar Suleymanov, se llevó a cabo principalmente en las zonas donde se realizaron obras de infraestructura y superestructura como carreteras, ferrocarriles, instalaciones y asentamientos.
Se estima que la reconstrucción de las zonas, que estuvieron ocupadas por Armenia durante cerca de tres décadas, requiere unos 12 mil millones de dólares, que permitan desarrollar los proyectos de energía verde y aldea inteligente, junto a un potencial turístico que debe ser catalizado y despertar el interés de inversionistas que conviertan Karabaj en un importante centro económico de Azerbaiyán. A un año del fin de la guerra y la recuperación de los territorios además del aeropuerto de Fuzuli se sentaron las bases para la construcción de dos aeropuertos más en los distritos de Zangilan y Lachin para impulsar la economía y el turismo en la región. Se están construyendo un total de 652 kilómetros de carreteras que ha significado dinamizar la economía y crear empleos. La paz permite esta realidad.
Se une a lo anterior la construcción y reconstrucción de líneas férreas desde Azerbaiyán hacia los territorios liberados: las líneas ferroviarias Barda-Agdam de 47,1 km. Horadiz-Agband de 110,4 km y la construcción de una nueva línea ferroviaria Fuzuli-Shusha con 83,4 km. Agbend se encuentra en la parte más suroeste de la parte continental de Azerbaiyán, en el cruce políticamente sensible de las fronteras de Azerbaiyán, Armenia e Irán. El ferrocarril Horadiz-Agbend forma parte de un proyecto más amplio para conectar Azerbaiyán propiamente dicho con su enclave, la República Autónoma de Nakhchivan, a través de Armenia, la ruta que se llama “corredor Zangazur” en Azerbaiyán.
Cada uno de estos proyectos tienen la máxima prioridad de tal manera de permitir el regreso de miles de azerbaiyanos, que fueron expulsados tras la ocupación de la región por tropas armenias. Por ejemplo, la aldea de Agali en el distrito de Zangilan espera a sus habitantes apenas termine la reconstrucción bajo la norma de “pueblo inteligente” que incluye lo más avanzado en energía renovable y servicios digitales. Es de justicia que aquellos que tanto sufrieron tras ser desterrados de sus hogares vuelvan en gloria y majestad.
Pablo Jofré Leal
Artículo de SegundoPaso ConoSur
Permitida su reproducción citando la fuente.
- Programa “Un café Con…” en SegundoPaso Conosur. Entrevista con el Embajador de Azerbaiyán en Argentina y concurrente en Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay. Rashad Aslanobhttps://youtu.be/BjU534vWGos
- https://azertag.az/es/xeber/Mosc_apoya_la_idea_de_los_presidentes_de_Azerbaiyn_y_Turqua_de_crear_un_formato__quot33-1916602