El resultado de las elecciones presidenciales del domingo causó gran impacto y algo de sorpresa. Muchas personas quedamos con una sensación de abatimiento y frustración. Otras, principalmente mujeres, disidencias y personas LGBTQ+ están realmente, y con razón, asustadas porque vemos como peligran nuestros derechos alcanzados.
Como bien expone Paula Escobar en su columna de hoy, “Kast, Parisi y el bofetón a las mujeres,” en La Tercera, “… ¿Cómo dialoga aquello (los derechos alcanzados en materia de igualdad de género) con los resultados de esta primera vuelta, con que Kast y Parisi hayan tenido tan alta votación? ¿Un ultraconservador y un papito corazón sin complejos? ¿Uno que cree que una mujer violada debe ser obligada a no abortar y uno que deja a sus hijos sin pago de alimentos? Se puede explicar desde muchas ópticas, pero también como una reacción a esos mismos cambios y avances en materia de género. No hay avance sin reacción. Y en la votación de Kast hay un voto masculino en rebelión contra los avances de las mujeres.”
El voto a Franco Parisi, que según encuesta de Pulso Ciudadano y Activa Research, fue un 63,7% hombres, también podría explicarse como una reacción. Hombres desencantados con la política y que no sienten conexión con el feminismo ni la igualdad de género. Este sondeo revela que solo un 28% de esos votos irían a Gabriel Boric, pero aun así nos deja en la incertidumbre de su potencial triunfo. ¿Entonces, cómo captar los votos restantes? Paula Escobar plantea que Gabriel Boric “debe lograr congregar en torno a sí a un mundo diverso y más moderado que el suyo, pero que confluye en el rechazo a que un radical de derecha (…) se ponga la banda presidencial el 11 de marzo.”
Creo que como feministas tenemos mucho que aportar en esto y analizar críticamente la forma en que estamos transmitiendo la perspectiva de género. Mi entendimiento de feminismo, y al que adhiero, es que busca que todas las personas, independiente de su género, tengamos los mismos derechos y oportunidades. Los resultados electorales de nuestro país, sumado al estudio realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD, España) que indica que “uno de cada cinco varones jóvenes cree que la violencia machista es un invento ideológico (…). Uno de cada cuatro varones opina que el feminismo busca perjudicar a los hombres” dejan en evidencia que en algo estamos fallando al trasmitir el mensaje.
Y esto no solo se aplica en momentos de elecciones, por supuesto, pero podría ser un buen punto de partida. El eslogan NO TODOS LOS HOMBRES, que ha sido utilizado por muchos que se sienten amenazados por el feminismo y que podría explicar la amplia diferencia de género de las personas que adhieren a candidaturas de extrema derecha o a Franco Parisi, hace sentido.
A modo de ejemplo, el concepto “mansplaining” definido como la tendencia de los hombres a explicar algo a una mujer sin tener en cuenta que la mujer sabe más sobre ese tema en cuestión, ha sido adjudicado a la autora del ensayo “Los hombres me explican cosas”, Rebecca Solnit. Sin embargo, la escritora aclara que no creó el término.
Es más, menciona que tiene dudas sobre la palabra “mansplaining” y que no la usa mucho, porque a su parecer “va un poco cargada de la idea de que los hombres son inherentemente defectuosos (…), en lugar de que algunos hombres te explican cosas que tú sabes y que ellos no.”
Yo tampoco creo que los hombres son “inherentemente defectuosos.” No es en lo más mínimo mi intención en excusar a los hombres maltratadores, abusadores, a los hombres violadores, a los hombres feminicidas. Mi intención es contribuir a la discusión. A que seamos críticas y críticos respecto al lenguaje que usamos. Soy una convencida que el LENGUAJE CREA REALIDAD. Creo en la importancia del lenguaje inclusivo. Y es por esto que también creo que es indispensable que los niños y hombres no crezcan escuchando que SON violentos. El patriarcado es sistémico y por ende nos afecta a todas las personas, hombres incluidos. Es el sistema el que tenemos que cambiar para que podamos vivir libremente en un mundo más seguro, diverso e inclusivo. Es hora de crear la realidad que queremos para nuestro país, donde las mujeres, las personas no binarias, y también los hombres se sientan incluidos, y una buena forma es partir por el lenguaje.
Paulina Segovia Candia
Ms. Ingeniería y Gestión Ambiental
Experta Hay Mujeres
Cofundadora Científicamente Mujeres