A 15 años de la muerte de Pinochet: su legado puede acabarse o revitalizarse


Viernes 10 de diciembre 2021 12:33 hrs.


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Hace 100 años un chileno, Alejandro Álvarez Jofre, planteó la idea de una Declaración Universal de Derechos Humanos en la temprana formación de la Sociedad de las Naciones, en la cual representó al Estado de Chile entre 1921 y 1923. Cuando esta declaración fue finalmente llevada a cabo por la institución sucesora de la Sociedad de las Naciones, en la Organización de las Naciones Unidas en 1948, fue otro chileno Hernán Santa Cruz Barceló, quien esta vez representando a toda América Latina, logró acuerdo con René Cassin, representante de Francia, para conciliar los Derechos Civiles y Políticos, los cuales ya eran consignados en las constituciones de los países desarrollados, con los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, escasamente reconocidos y urgentemente necesitados en los países menos desarrollados.

Desde esa fecha a la actualidad la exigibilidad y el compromiso de los Estados para promover, proteger, garantizar y satisfacer los Derechos Humanos de sus pueblos es un indicador de desarrollo y bienestar ineludible.[1] En la actual coyuntura presidencial de segunda vuelta, los opuestos proyectos políticos y estatales de las candidaturas, y su relación con los derechos fundamentales sigue siendo un criterio decisivo.

Frente a la expresa promesa de persecución política; negacionismo de las violaciones de Derechos Humanos graves, sistemáticas y generalizadas de ayer y hoy en Chile; la voluntad manifiesta de un Estado autoritario; y promoción de la militarización como mecanismo de resolución de conflictos políticos y sociales, como organización que promueve y defiende los Derechos Humanos no podemos ser indiferentes.

Es por eso que en la elección del presidente que acompañará la consumación del primer proceso constituyente paritario y con escaños reservados para Primeras Naciones de la historia de la humanidad, como Fundación hacemos un llamado a votar a favor de Gabriel Boric Font como presidente este 19 de diciembre. No solo es el único programa presidencial y plan de gobierno que se adscribe y promueve el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, sino que su candidatura ha reconocido la grave crisis de Derechos Humanos en la que se encuentra Chile y prometido medidas proporcionales a dicha constatación como la necesidad de una Comisión Nacional de Verdad, Justicia y Reparación Integral que investigue y recopile todas las acciones y omisiones que hayan atentado contra los derechos fundamentales de la ciudadanía desde iniciada la transición democrática, como también la persecución de las responsabilidades administrativas, civil, de mando y penales de todas las personas que por acción u omisión hayan promovido, avalado o permitido que se desatara la represión indiscriminada a las legítimas movilizaciones desde la Revuelta Popular en adelante.

El año pasado hablábamos del fin a la herencia dictatorial, y cómo mediante el proceso constituyente, hemos alcanzado la posibilidad histórica de rechazar toda la institucionalidad impuesta a sangre y fuego durante el período más oscuro de nuestra historia reciente, y así luego de más de 30 años poner fin a la transición democrática. Hoy esa posibilidad se encuentra amenazada por la candidatura presidencial de José Antonio Kast Rist.

El no solo no condena el terrorismo de Estado encabezado por Augusto Pinochet con sus secuaces civiles y militares, sino que hace una apología de la dictadura y de sus criminales como Miguel Krassnoff, condenado a más de 840 años de cárcel. Y algo fundamental para el octubrismo, las causas de la Revuelta Popular desde el 18 de Octubre del 2019, tienen su origen en la Constitución del 80’, en su aplicación y consecuencias.

La democracia, el Estado de Derecho y los derechos de todas las personas que habitan Chile, se encuentran en peligro. Y no solo los avances conquistados, sino su desarrollo y garantía. Kast es, en primera y última instancia, la destilada esencia del pinochetismo criollo. Es el último intento de la plutocracia autoritaria chilena para sostener el moribundo modelo neoliberal que les ha entregado sus obscenos privilegios.

El 10 de diciembre de 1948 en París, la Asamblea General de la Naciones Unidas promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un 10 de diciembre de 2006 en Santiago de Chile, falleció en impunidad Augusto Pinochet Ugarte, dictador militar de nuestro país entre 1973 y 1990. Hoy se conmemoran 15 años de la muerte de Pinochet y 70 años de la Declaración Universal, hoy tenemos la decisión mediante nuestro voto de garantizar un gobierno constituyente que promueva la autonomía del proceso que ponga fin al legado institucional del capítulo más oscuro de nuestra historia reciente e instalar democráticamente una constitución de Derechos donde antes hubo una de privilegios impuesta con sangre y fuego.

Fundación Los Ojos de Chile

[1] A modo de ejemplo en 1990 estábamos en -1,08 y en 2017 en 1,13. Ver Human Rights Scores.

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