Los archiconocidos y mediáticos procesos golpistas, conocidos como revoluciones de colores, parecen ser el marco en que se desenvuelven los acontecimientos en Kazajstán. Un país sometido a una política desestabilizadora muy similar a aquellos acontecimientos vividos, en lo que se denomina el espacio postsoviético: Bielorrusia, Georgia, Kirguistán y Ucrania entre otros, destinados, sobre todo, a cercar a la federación rusa.
Kazajstán un país ubicado estratégicamente en la zona de Asia Central, dotado de un enorme territorio (el noveno más grande del mundo con 2 millones 725 mil kilómetros cuadrados y sólo 20 millones de habitantes. Se le considera un corredor estratégico entre Asia Occidental, el Cáucaso y Asia Oriental. Miembro de diversas organizaciones internacionales, incluyendo las Naciones Unidas, la Comunidad de Estados Independientes y la Organización de Cooperación de Shanghái. Un país que en la época que formaba parte de la ex URSS era conocida mundialmente, por encontrarse en su territorio el Cosmódromo de Baikonur, arrendado a Rusia por 115 millones de dólares anuales hasta el año 2050 y ser el territorio de pruebas nucleares de Semipalátinsk , en la zona oriental del país y que fue clausurado el 29 de agosto del año 1991). Cuenta con enormes reservas de gas y petróleo, estimadas en 30 mil millones de barriles. Además de ser el principal exportador de uranio del mundo y reservas de Volframio, Zinc y plata.
En este país, hasta principios de enero de este año 2022, se encontraba fuera de los radares internacionales en materia de conflictos – aunque periódicamente había tenido manifestaciones sociales en procura de mayor apertura política y transitar hacia un modelo menos centrado en la figura de su primer presidente NurSultán Nazarbáyev, tras su independencia el año 1991, junto a reivindicaciones que pusieran termino a los latos niveles de corrupción. Es así, que a comienzos de este año 2022 Kazajstán ha sido primera plana en las noticias internacionales con acontecimientos explosivos. Esto, pues los habitantes de las ciudades de Zhanaozen y Aktau, situadas en la región de Mangistau, a orillas del Mar Caspio y donde se genera la producción petrolera y de gas de Kazajstán, salieron a las calles, para protestar contra la duplicación del coste del gas licuado de petróleo. Decisión que el gobierno, presidido por el actual mandatario Kasim Jomart Tokayev, defendió señalando que los precios se fijarían a partir de entonces, en función de la oferta y la demanda en las bolsas electrónicas. La explicación no surtió efecto y junto a la movilización de los habitantes del oeste del país, se sumaron las ciudades de Almatý, Karaganda y su capital NurSultán (ex Astana).
El presidente Tokayev ordenó, al principio de las movilizaciones, crear una comisión para estudiar la situación y señalando en un mensaje vía Twitter que “Los manifestantes deben actuar con responsabilidad y mostrarse abiertos al diálogo”. Las protestas, sin embargo, se masificaron y adquirieron rápidamente una violencia que aceleró, por parte del gobierno, la declaración del estado de sitio, tomada en vista del “agravamiento de la situación, con el fin de garantizar la seguridad pública, restablecer el orden público y proteger los derechos y libertades de los ciudadanos”. Lo que en principio podemos definir como una protesta económica se transformó progresivamente y con enorme desenfreno en la irrupción de reivindicaciones políticas y exigencias antigubernamentales, entre ellas la exigencia que Kazajstán saliera del circuito de relaciones económicas en la zona asiática.
La respuesta del gobierno seguía siendo reactiva, cuestión que significó, como medida paliativa, establecer la salida del primer ministro Askar Mamin, siendo sustituido por Aliján Smailov. Se incluyó en el cese de funciones del presidente del Consejo de Seguridad nacional de Kazajstán, en manos del influyente ex presidente NurSultán Nazarbayév, quien hasta su salida como presidente el 2019 había logrado mantener una política de pragmatismo extremo, con excelentes relaciones con Estados Unidos (aliado estratégico de Washington en su intervención en Afganistán) además de conformar con Rusia y China profundos lazos económicos y políticos. Tampoco la salida de lo público de Nazarbayév logró aplacar los ánimos y demandas de cierta parte de la ciudadanía.
El panorama se encendió con muertos, heridos, detenidos, quema de edificios de gobierno, asalto a armerías del ejército y cuerpos de seguridad, ataques a cuarteles policiales. La escalada de las marchas ha significado fuertes enfrentamientos y hasta el despliegue de vehículos blindados con las palabras del mandatario Kazajo “He ordenado a las fuerzas del orden y al ejército que abra n fuego para matar a los terroristas sin previo aviso”. Lo que hace temer el incremento en el número de fallecidos tanto en los manifestantes y grupos armados que salieron a las calles, como también en las fuerzas de seguridad, que contabilizan una veintena de bajas, entre ellas varios descuartizados. Las interrogantes, frente a la violencia observada, comenzaron a surgir ¿Un alza de costo en el gas, frenada un par de días después de efectuada, podría generar tal ola de indignación o se puede hablar de intereses ajenos en este proceso que aprovechó la coyuntura para llevar adelante un plan preconcebido, que encontró en esta medida del gobierno la excusa perfecta?
Sin duda, encontramos múltiples ejemplos en nuestras sociedades de este tipo de manifestaciones, violentas, disruptivas, con muchos elementos justos ante demandas insatisfechas, necesidades ocultas por años de falta de participación y alejamiento de las necesidades de nuestros pueblos, por la presencia de corrupción en el aparato del estado y que en el caso de Kazajstán quiero invitar a nuestros lectores a considerar también, ciertos aspecto geopolíticos y económicos de importancia. Primero, la ubicación estratégica de Kazajstán, emplazada en un cruce de oleoductos, gasoductos, constituido este país centroasiático en un territorio dotado de ingentes recursos petrolíferos y gasíferos en la zona del Mar Caspio. Segundo, Kazajstán es un país de enormes dimensiones, que tiene por límites a potencias de las características de la federación rusa (con quien mantiene estrechas relaciones), junto a la República Popular China con quien comparte membresía en la Organización de Cooperación de Shanghái. Es un país ribereño del Mar Caspio, compartido con países como la República Islámica de Irán, Rusia, Turkmenistán, Azerbaiyán.
Tercero, sumemos a lo mencionado el hecho de las inversiones multimillonarias, que el gobierno kazajo está implementado con Turquía, cuyos afanes de ampliar su grado de influencia es conocido y visibilizado, por ejemplo, en su participación como aliado de Azerbaiyán en la recuperación de los territorios de Nagorno Karabaj y sus distritos adyacentes, ocupados por Armenia desde el año 1992. Una Turquía que ha firmado convenios en amplias ramas de la economía kazaja, incluyendo el energético. En cuarto lugar, la presencia de multinacionales estadounidenses como Exxon Mobil y Chevron con inversiones por centenares de millones de dólares, precisamente en la zona donde comenzaron las protestas. Empresas que siempre han llevado consigo la sospecha de combinar sus negocios con acciones desestabilizadoras, para ampliar así su base de influencia en el tema hidrocarburífero.
El quinto elemento adquiere relevancia tomando en consideración el actual escenario de confrontación que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lleva a cabo contra Rusia a partir de la alianza tejida por el este organismo político militar occidental con el gobierno ultranacionalista de Ucrania, que ha tensionado en forma muy peligrosa el panorama político y militar en la frontera occidental de Rusia y que mejor que llevar esas dificultades al corazón de Asia central, en la frontera más profunda de la nación euroasiática que ha movido sus fichas, por orden de su presidente Vladimir Putin, en orden a contrarrestar cualquier amenaza a lo que considera sus líneas rojas y que podría tener influencias negativas en otros países del área, impulsadas por la dinámica intervencionista de la OTAN.
Frente a los temores, más que razonables por parte de Moscú, respecto a que occidente, liderados por Washington y su política hostil contra Rusia están utilizando el tema kazajo, para así ampliar la base de amenazas en el espacio postsoviético para su política antirrusa, resulta evidente que la caída del gobierno de Kazajstán, generando con ello un vacío de poder en el corazón de Asia central, favorecería las políticas de desestabilización al estilo euromaidán vividas en Ucrania el año 2014. Una reedición de lo que los medios de desinformación occidentales suelen denominar, en forma poco original, como revoluciones de colores. La República Popular China, por su parte, también señaló que el gobierno kazajo contaba con su apoyo ante lo que denominó “los intentos de fuerzas foráneas por provocar disturbios y orquestar una revolución de color, así como perjudicar las relaciones amistosas entre Beijing y Astana” (1) Desde los miembros de la Organización de los Estados Túrquicos salió una declaración de apoyo a Kazajstán poniéndose a disposición de su gobierno “en medio de las masivas protestas en el país de Asia central. La organización enfatizó en un comunicado la importancia de la paz, la estabilidad, y expresaron su fuerte solidaridad con uno de sus países miembro, Kazajistán (2).
Lo que percibo en la situación kazaja es que se trata de una matriz conocida de desestabilización, que la hemos vivido en Latinoamérica con Nicaragua, Venezuela, reitero lo vivido en Ucrania en el año 2014 (3) que significó la caída del gobierno de Víctor Yanukovich y la irrupción de los sectores Pro-Otanistas y de mayor belicosidad contra Rusia. Como también lo vivido en Bielorrusia y ahora Kazajstán. Todo esto en momentos de profunda tensión por el avance de la OTAN hacia la frontera occidental de Rusia, el conflicto en el Donbass producto de la represión contra las repúblicas de Donetsk y Lugansk e incluso las amenazas del presidente ucraniano Volodimir Zelensky respecto a “recuperar” Crimea consideradas por Moscú como amenazas inaceptables (4).
Son miles de millones de dólares los que han corrido como un rio de apoyo a la desestabilización tanto en Ucrania como Bielorrusia y no sería extraño encontrar, entre otros a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la denominada Open Society Foundations. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) La Fundación Nacional para la Democracia (NED National Endowment for Democracy) fundada el año 1983 por iniciativa del congreso estadounidense, en plena Guerra fría, para financiar instituciones y proyectos, sobre todo en el espacio soviético, que promovieran la democracia representativa liberal estilo Estados Unidos. El objetivo de cada una de estas organizaciones, dotadas de enormes y generoso fondos han sido propiciar políticas pronorteamericanas, prootaniasta y proeuropeistas, financiando a Organismos No Gubernamentales (ONGs y figuras de la oposición) que en el caso de Kazajstán permanecían de bajo perfil.
De acuerdo con el presidente kazajo, en la capital económica del país, Almaty, se registraron los mayores afirmando que existió un trabajo ineficaz por parte d ellos organismos de inteligencia del estado y que requiere entender “por qué los preparativos de ataques terroristas, por parte de células durmientes en la clandestinidad, han pasado desapercibidos” La ofensiva gubernamental ha declarado que no habrá piedad con quienes han asesinado y destruido y se ha rechazado cualquier negociación con manifestantes y “bandidos armados y preparados, tanto locales como extranjeros. Desde el extranjero instan a la negociación entre los bandos, para resolver los problemas políticamente. ¡Menuda estupidez! ¿Acaso es posible negociar con criminales y asesinos?”.
Tokayev al inicio de las protestas, en su discurso a la nación llamó a no caer a las provocaciones, dando a entender que existen sectores dentro y fuera del país, que responden a un guion que no es kazajo y que responde más a intereses políticos, geopolíticos, económicos y hasta militares cuya trazabilidad conduce a Europa y Washington y que puede tener también elementos internos, vinculados a intereses con empresas transnacionales o de países que se consideran amigos como es el caso turco. Pues, surge la pregunta ¿Por qué subir los precios del gas licuado en un país productor de petróleo y gas, ¿qué exporta y que en el plano de la crisis del gas que vive Europa puede multiplicar en cientos de millones de dóalres sus exportaciones en lugar de unas pocas migajas en el plano interno? ¿Se pretendía quizás, permitir la entrada de capitales externos turcos país con el cual Kazajstán ha firmado multimillonarios acuerdos dentro del llamado Plan de Sinergia?.
¿Es un plan trazado en los gabinetes político-militares otanistas, para generar complicaciones entre Kazajstán y sus vecinos en un marco regional conflictivo y que ha tenido su excusa perfecta con esta decisión de elevar el precio del gas? Recordemos que el pasado 24 de diciembre del año 2021. Kazajstán y Estados Unidos coincidieron en la importancia de fortalecer la cooperación en la esfera de seguridad, comunicado mediante una declaración conjunta de la Comisión sobre la Asociación Estratégica Ampliada entre ambos países, que permitirían a las partes fomentar la relación entre los militares, organismos de seguridad, organismos fronterizos, aduaneros, incluso entre los ministerios de Defensa. Es decir, la labor de zapa recibió su bendición mediante la rúbrica de ambos gobiernos. En el escenario actual que viven las distintas zonas de Asia no se puede estar jugando a estar bien con dios y con el diablo, hay que tomar posición y a mi entender Kazajstán estaba jugando con fuego, hasta que este se desató.
El gobierno ruso ha actuado con prontitud y al mismo tiempo que definió las protestas en Kazajstán como un intento por socavar la integridad de este país, respondió positivamente a la petición del gobierno de Tokayev de apoyar la estabilización del país. Para el gobierno de Putin en declaraciones efectuadas a través de su cancillería expresó que “las recientes protestas en Kazajistán son un intento inspirado desde el exterior de socavar por la fuerza, con el uso de grupos armados entrenados y organizados, la seguridad e integridad” del país centroasiático. La toma, por algunas horas, del aeropuerto internacional de la ciudad de Almaty encendió las alarmas regionales pues el temor era que pudiese servir de punto de llegada de mercenarios y apoyo militar para aquellos grupos que estaban llevando a cabo su plan de desestabilización. Fuerzas militares kazajas recuperaron el control del aeropuerto, lanzando lo que las autoridades denominaron “una operación antiterrorista en toda la ciudad”.
Según un comunicado de la Cancillería rusa presidida por Serguei Lavrov “La Federación Rusa seguirá manteniendo estrechas consultas con la parte kazaja y otros socios de la OTSC para analizar y elaborar, en caso de que sea necesario, los siguientes y eficaces pasos a dar, ante todo para ayudar a las fuerzas de orden de Kazajistán a llevar a cabo la operación antiterrorista, a garantizar la seguridad de toda la población civil de este país sin excepciones y de las instalaciones de infraestructura críticas, desbloqueándolas y devolviéndoles su control a las autoridades kazajas” (5).
Es así, que en el marco del llamado Acuerdo de seguridad Colectiva firmado el año 1992 entre Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kirguistán, Tayikistán y la propia Kazajstán, se definió, que en caso de agresión o ataques armados que pusieran en peligro la seguridad, estabilidad, integridad territorial y soberanía de los miembros de esta Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) se tomarían medidas urgentes de apoyo al o a los países en tal situación. Es así como tras la petición del gobierno kazajo se determinó el envío de Unidades de Tropas Aerotransportadas rusas junto a efectivos de Bielorrusia y Armenia: Tres mil efectivos rusos, 500 bielorrusos, 200 tayikos, 150 kirguises y 70 armenios se desplegaron en Kazajistán como apoyo a las fuerzas armadas kazajas, en el restablecimiento del orden.
La situación en Kazajstán es tensa y se espera que el restablecimiento de la calma, no así la plena normalidad demoré un tiempo. Tomando en consideración la fuerte crisis, que ha significado para el país estos acontecimientos en materia de muertos, heridos, destrucción de bienes e instituciones estatales, sumado a la presencia de tropas de la OTSC, que se han desplegado, principalmente en Almatý. La rapidez de los acontecimientos, la fuerte respuesta del gobierno de Tokayev y el envío de tropas de pacificación de países vecinos señalan la importancia geopolítica y estratégica de Kazajstán y que tanto Rusia como china no están dispuestos a que su zona de influencia genere dificultades para los planes de desarrollo político y económico de una vasta región donde Asia central es la región bisagra.
Pablo Jofré Leal
Artículo SegundoPaso ConoSur
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- China y Kazajstán son parte de la Organización de Cooperación de Shanghái y una primera parte de sus acuerdos ha establecido en las estepas kazajas el puerto seco de Khorgos. Un acuerdo colosal que en el proyecto de la nueva ruta de la sede se convertirá en el más gigantesco de los ejes comerciales entre oriente y occidente. Una estación terminal de trenes y camiones que está cambiando toda la logística de comercio e intercambio de bienes y servicios en esa parte del mundo. Un Puerto seco con miles de kilómetros de líneas férreas, que corre paralela a una autopista que comunica el mar Amarillo en la costa este de China con el Mar Báltico.
- https://www.aa.com.tr/es/mundo/la-organizaci%C3%B3n-de-los-estados-t%C3%BArquicos-ofrece-apoyo-a-kazajist%C3%A1n-en-medio-de-masivas-protestas-y-violencia/2467085
- https://segundopaso.es/news/2147/Kazajstan-Crisis-en-Asia-Central
- https://www.swissinfo.ch/spa/la-voluntad-de-ucrania-de-recuperar-crimea-es-una–amenaza-directa–para-rusia–dice-el-kremlin/47159796
- https://actualidad.rt.com/actualidad/416032-rusia-kazajistan-intento-socavar-seguridad