Para comprender la actual crisis del Canal La Red, un buen punto de partida es aproximarse de manera cronológica a algunos acontecimientos políticos, sociales y televisivos: a) En octubre del 2019 Chile vive una crisis social, todavía sin solución, que obliga a los canales abiertos a tener un cambio temático y de formato; queda de manifiesto en la postura editorial la criminalización del movimiento social y la intervención del poder político y económico en el tratamiento televisivo de los acontecimientos que nos sorprendían. La Red, canal de televisión perteneciente a una trasnacional, mantuvo independencia y amplitud de voces e imágenes ante los sucesos de octubre; b) En septiembre del año pasado, mes de recogimiento y memoria para el pueblo de Chile, el canal público, TVN, emitió la película “Las Torres Gemelas”, lógica de coyuntura en su planilla programática, y La Red emitió la trilogía “La Batalla de Chile”, premiado documental sobre el proceso de la Unidad Popular y el Golpe de Estado; c) Simultáneamente a la difusión del documental, la Empresa Carozzi, retiró los auspicios al Canal, señalando: “Por definiciones corporativas la compañía no auspicia programas con contenido político, como una señal de respeto a nuestros consumidores y a su forma de pensar”; y d) el empresario y presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Juan Sutil, manifestó su intención de comprar La Red o CNN. Recordemos que Sutil, en medio del estallido, quitó el auspicio a un programa de CNN Chile por no compartir su orientación editorial.
La secuencia grafica la intervención de los auspiciadores en los contenidos de los canales de televisión y la escasa pluralidad que tienen los empresarios para entender y construir la democracia. Ante este panorama, las preguntas que surgen son atingentes y necesaria su formulación: ¿solo el mercado debe regular a los medios de comunicación?, ¿en la televisión chilena existe espacio para voces divergentes a la empresarial?, ¿se puede hablar de un sistema de medios sano y plural cuando un sector político y social domina abrumadoramente el mercado?, ¿cumplimos los estándares internacionales respetando la libertad de expresión deseable en todo Estado democrático?
El último estudio de confianza de la televisión chilena, desarrollado por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), mostró que La Red es el canal que transmite mayor confianza a la ciudadanía; como contraparte, el Canal de Andrónico Luksic, el mayor recelo. ¿Qué nos dice que la estación televisiva editorialmente distinta a sus similares chilenas, sea la que concite mayor adhesión? ¿Qué nos dice que el Canal 13, cuyo propietario tiene una de las fortunas más acaudaladas de Chile, sea el menos creíble?
La Red, conducida por el periodista Víctor Gutiérrez y un equipo de profesionales que ha sabido conectar con las urgencias de nuestro país, ha logrado con audacia y pluralidad, talento y cercanía, austeridad y visión democrática, ser la “voz e imagen de los sin voz e imagen” y esa experiencia no debiese ser extinguida por la falta de transparencia y diversidad de nuestro sistema de medios.
De igual modo, la crisis de los medios de comunicación masivo y la deuda que tienen con la democracia debiese convocarnos a proteger proyectos como la Red u otros medios de comunicación que intentan alcanzar independencia de los grandes poderes económicos y políticos.
Una democracia sana se expresa en la diversidad de fuentes y voces en los medios de comunicación, necesitamos más propuestas como La Red, pluralidad, compromiso editorial y programático con la sociedad y su bienestar y esos objetivos se logran con más y mejores medios.