“Quiero ser muy claro y señalar que en esta etapa de Chile y en las etapas de todos los procesos de transformación social, la revolución no ha pasado fundamentalmente por la universidad”. Salvador Allende ser refería de esta forma en 1972 en la clase Magistral dictada en el acto inaugural de las carreras vespertinas de la salud, acompañado por el decano de ese entonces, Dr. Jadresic.
No era cualquier clase. Bien sabemos los y las docentes vespertinos, que la clase presente de ese entonces – similar a la de hoy- es la clase trabajadora. La que se levanta y se acuesta también de madrugada. En aquella época, se lograban abrir programas dirigidos/as a las y los trabajadores/as. De esa manera llegó a ser enfermera Rosa Soliz, posteriormente detenida y desaparecida.
Al interpelar a sus oyentes, Salvador: “(…) Por eso, los jóvenes universitarios de hoy, junto con ser estudiantes responsables, tienen más que nosotros ayer, una visión más amplia, en un mundo que no tiene fronteras, facilitada por los medios de información que expresan la angustia y rebeldía de las masas”
Poco hemos reflexionado sobre los petitorios estudiantiles. Es triste ver que una de sus principales demandas es relacionada con las condiciones mínimas de higiene y seguridad. Menos hemos reflexionado sobre las verdaderas necesidades de Chile en el siglo XXI y de la responsabilidad de la institucionalidad universitaria y sus cargos de representación en los avances y retrocesos en materias de educación y salud.
He visto los discursos de las nuevas autoridades electas tanto a nivel central y de facultad, y me motiva pensar en las discusiones sobre la democracia universitaria, Docencia de pregrado y posgrado, extensión universitaria, productividad académica, el sentido de los rankings y las investigaciones por conveniencia. Sin dudas, el sello de nuestra casa de estudio se inspira en dar lo mejor a los y las personas que integran este pedazo de tierra, llamado Chile.
