Este miércoles, el diputado Gaspar Rivas, del Partido de la Gente, hizo un solemne punto de prensa en el Congreso Nacional sobre la seguridad ciudadana para, en un momento, ponerse una estrella de sheriff, de esas que se ven en las películas gringas, declararse el “Bukele chileno”, en relación al contradictorio presidente salvadoreño, y declamar que si fuera necesario “daría la vida” por esta causa. Luego de terminar su alocución, un periodista se sobrepuso a la perplejidad y le preguntó cómo arriesgaría su vida, si iría a las poblaciones, a lo que el parlamentario respondió que lo haría desde el Congreso.
En general, todos los medios de comunicación entendieron que lo ocurrido a lo sumo había sido una desafortunada e hilarante acción del diputado en cuestión, y por lo tanto nadie agregó acto seguido que todos los parlamentarios eran iguales ni que la legislación era como los puntos de prensa del diputado Rivas. Por lo mismo, llama la atención cómo durante el año en que 154 convencionales trabajaron en la escritura de la nueva constitución se hizo sistemáticamente lo contrario, es decir, se aprovechó cualquier desliz, error o actuación que no calzaba con la mirada de ciertos medios para denostar al conjunto de la Convención y a su trabajo de redacción constituyente. Cuánta diferencia entre la caricatura que se refiere a la propuesta de nueva carta fundamental como “la constitución de Rojas Vade”, de la que además no alcanzó a escribir ni una coma, con que nadie se haya permitido decir “las leyes de Gaspar Rivas”. Lo segundo es lo razonable, por eso es llamativo lo primero.
Precisamos que con estas ideas no queremos empatar hacia abajo. Por el contrario, advertimos con preocupación un deterioro del debate público que nos está distrayendo de abordar los temas que nos atañen con seriedad y, por lo tanto, avanzar. La irrupción del diputado Rivas ayer hace en el mejor de los casos un aporte igual a cero a la seguridad pública en el país; o peor aún, entorpece a quienes están genuinamente en busca de soluciones. Lo mencionamos, sin embargo, para retratar el doble criterio con que se ha referido a dos órganos de la democracia representativa que han funcionado simultáneamente y que tienen la misma cantidad de integrantes. El propio diputado Rivas en su cuenta de Twitter se refiere a la propuesta de nueva constitución como un “adefesio”, palabra de infrecuente uso en el castellano actual y que según la RAE significa una “cosa muy fea, ridícula o extravagante”. Si al hacer esta mención, que es más estética que política o jurídica, recurre a la misma seriedad que usa para los temas de orden público, sería recomendable buscar otras opciones para formarse una opinión, entre ellas la más segura: ir directamente al texto de la nueva constitución y, sin delegar en nadie la formación de un juicio propio, decidir cuál de las dos opciones es la mejor para el país y actuar en la libertad de la urna el próximo 4 de septiembre.