La baja asistencia y matrícula en educación parvularia es hoy una preocupación compartida de manera transversal.
Celebramos esto, ya que es un este tema se arrastra por años y el que hoy se visibilice nos da esperanza de que se pueda abordar con fuerza a nivel de políticas públicas y de parte de todos y todas quienes aportamos a la educación en primera infancia.
Pero, más allá de solo declarar la importancia del nivel y de la asistencia, es necesario que nuestras acciones sean coherentes con el mensaje. Para ello, debemos poner el foco en los niños y niñas y su desarrollo y bienestar.
No da lo mismo si los niños asisten o no de manera regular, en especial a prekínder y kínder. Hay contundente evidencia del impacto negativo en los aprendizajes y desarrollo, no solo en el ámbito académico, sino que también en el socioemocional.
Políticas sociales, educativas y de salud deben converger hacia una misma acción: velar porque los niños y niñas, en especial aquellos que viven en situación de vulnerabilidad, asistan al primer nivel de la trayectoria educativa en el que se sentarán las bases de su desarrollo integral.
Marcela Marzolo
Directora Ejecutiva
Fundación Educacional Oportunidad
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