Nos aproximamos a una fecha clave que se celebra la declaración Universal de los Derechos Humanos hecho histórico que da curso al día Internacional de los Derechos Humanos, un documento que proclama los derechos inalienables que le corresponden a toda persona “independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Nuestro país ha suscrito diversos Tratados y Convenciones Internacionales en esta materia, sin embargo, cada cierto tiempo vemos como se intenta relativizar su importancia, fenómeno político provocado por sectores de extrema derecha y que pone en riesgo las democracias.
Esta alerta no solo sucede en nuestro país, sino que ha permeado a la sociedad en gran parte del mundo por ejemplo como ha ocurrido en Estados Unidos donde se ha retrocedido en el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, al prohibirse el aborto. También hemos visto como al interior de nuestro Congreso Nacional se ha instalado la censura, se ha negado la existencia de víctimas torturadas, ejecutadas y desaparecidas en la dictadura militar y un sinfín de otras conductas negacionistas que no podemos permitir, cuando nuestro compromiso es con los derechos humanos y las víctimas del Estado.
Hace pocos días la controversial frase “en la medida de lo posible” se tomó los medios y la opinión pública. Una expresión peligrosa que reabre las heridas y sitúa nuevamente la discusión sobre la importancia de la memoria y la obligación del Estado de Chile con la verdad, la justicia, la reparación y garantías de no repetición con las graves violaciones a los derechos humanos.
Ejemplos de impunidad hay muchos, muchas generaciones vimos con temor cómo el dictador Augusto Pinochet fue Comandante en Jefe del Ejército hasta el año 1998, luego fue senador vitalicio… ¿en qué democracia puede suceder algo así? También hemos normalizado que victimarios asuman cargos de Estado, como ocurrió con el Comandante en Jefe del Ejército Juan Emilio Cheyre, quien hoy está condenado por su responsabilidad en el paso de la caravana de la muerte por La Serena y sigue siendo investigado por otros casos de violaciones a los derechos humanos cometidos en nuestra región.
En Chile hay impunidad, no puede tener otro nombre que cientos juicios por crímenes cometidos en dictadura siguen en tribunales y sin condenas. Una sociedad sana es aquella que conversa, debate, asume sus errores e intenta corregirlos para no volver a repetirlos. Con dificultades hemos comenzado un nuevo proceso para las víctimas de la revuelta del 2019 por eso está en manos de este gobierno cambiar el curso de la historia, y hacer todo lo posible para que haya verdad, justicia, reparación, no más impunidad y garantías de no repetición.
Valoramos todas aquellas instancias que promuevan la memoria histórica que nos lleva a avanzar hacia un camino de verdad, justicia, y respeto irrestricto a los DDHH y una condena total a los graves crímenes cometidos en contra de los Derechos Humanos.
Nathalie Castillo Diputada Región de Coquimbo
Adriana Rojas Abogada Corporación 20 de octubre La Serena