De acuerdo a un estudio realizado por la empresa Ipso, las y los chilenos por quinto mes consecutivo somos los más preocupados por el crimen y la violencia de una lista de 29 países a nivel mundial, lo que llama poderosamente la atención y nos debería empujar a dar alguna respuesta sobre aquello (1).
Lo señalo ya que el miedo de las y los chilenos está muy sobre el promedio de quienes se les preguntó y de países como Israel, Sudáfrica, Colombia, Brasil, Perú y México, siendo que Chile no está ni cerca en índices de criminalidad en comparación a muchos de esos países ni tampoco en ninguna situación de guerra.que explique tal nivel de temor.
Es cosa de revisar el índice de paz global en el mundo, en donde junto a Uruguay y Costa Rica, somos de los países más seguros de la región para vivir, contrastando completamente con el dato anterior (2), lo que nos debiera llevar a reflexionar qué está pasando en Chile y del porque que el miedo está disparado. .
Ante esto, habría que preguntarse qué hace que las y los chilenos tengan tanto miedo y qué consecuencias puede traer aquello para el mismo proceso constituyente en curso, ya que el temor genera desconfianza, inmovilismo y una constante sensación de amenaza, lo que nos deja en una situación muy grande de vulnerabilidad e inestabilidad social.
Respondiendo a lo primero, se vuelve imposible no pensar de inmediato en el rol de los grandes medios de información concentrados en Chile, los cuales de acuerdo a diferentes estudios, es sabido el mal uso que hacen con las noticias referidas a delincuencia y violencia, mostrando una enorme irresponsabilidad pública con el país.
De ahí que revisando lo realizado por el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile (CESC), nos muestra los patrones tradicionales de cómo los medios enfrentan las noticias de seguridad y cual es el efecto que tienen en la forma de comunicar, destacando la exageración en la presentación de la noticia, dramatismo intenso y adjetivaciones negativas de los sistemas de seguridad (3)
Asimismo, se vuelve interesante lo planteado por la socióloga e investigadora Alejandra Mohor (4), quién señala el enorme impacto en la población de los medios de información sobre cómo vemos la inseguridad, sobre todos de los sectores con menos nivel educacional, mostrando cómo cuando se pregunta sobre lo delictual de manera nacional, la percepción de inseguridad es siempre altísima y aumenta cada vez más.
En cambio, la percepción de inseguridad disminuye cuando se pregunta sobre la propia localidad y barrio más próximo, coincidiendo mucho más con los datos reales, lo que evidencia el efecto nocivo en cómo se construye la idea de un país inseguro, convirtiéndolo de manera automática en la prioridad número uno de las y los chilenos, como nos muestran día a día las encuestas.
Con esto, en ningún caso se busca plantear que no exista un problema de inseguridad, de mayor presencia de armas y de violencia en el país, profundizado con la pandemia, y que no se debe poner énfasis en políticas y programas gubernamentales, sobre todo en los sectores más afectados por la injusticia territorial, pero de ahí a caer en un discurso del terror desde los medios de información, que no condice en lo absoluto con la realidad y que solo alimenta un discurso securitario reduccionista y cerrado en sí mismo se vuelve inpresentable.
Es decir, abre la puerta para que aparezcan políticos populistas, que legitiman una idea de seguridad ciudadana totalmente fuera de marcos de derechos humanos y centrada en el control y la punición, planteando un discurso bélico contra la delincuencia, como si esta no tuviera relación con múltiples factores de riesgo, determinantes sociales y con la falta de políticas preventivas situadas territorialmente.
Por lo mismo, el porqué los medios le dan tanto espacio al tema de seguridad, no se explica suficientemente porque da más rating solamente, sino también, como bien plantea la socióloga e investigadora Chiara Sáez (5), porque se ha instalado un discurso de seguridad nacional sobre un enemigo interno, que luego del retorno a la democracia, pasó del subversivo al delincuente común como el gran enemigo a combatir y derrotar sea como sea, para preservar el orden público.
Dicho todo esto, aquel miedo construido desde los grandes medios concentrados, seguramente fue también un factor relevante para el rechazo de la propuesta constitucional el 4 de septiembre del año pasado, lo que se podría profundizar este año 2023 para el nuevo proceso en curso en el país, que se ve bastante incierto, pese al acuerdo entre los partidos políticos para una carta magna.
En otras palabras, debiera seguir aumentando la preocupación de las y los chilenos por el crimen y la violencia, pese a mejoras en los datos sobre seguridad ciudadana, ya que el relato de los medios está instalado mas fuerte que nunca en Chile, lo que deja en bandeja el escenario para que la ultraderecha negacionista lo use para desprestigiar nuevamente el proceso constitucional.
No es casualidad por tanto, que el aumento del temor de la población se mantenga, a pesar de que no haya un aumento de los delitos de manera significativa con respecto al año pasado, como mostró el último índice de Paz Ciudadana, reflejando algo mucho más profundo detrás y que muestra cómo los medios de información concentrados son productores de miedos finalmente (6).
Como salida a esto, a corto plazo, se vuelve inviable una necesaria ley de medios que busque regular esta problemática y una recuperación de TVN como canal realmente público, ya que tendría una oposición feroz desde la derecha y sería usado por los grandes grupos económicos para acusar al gobierno de intervencionista, autoritario y contrario la libertad de prensa, por lo que no sería una buena idea dado el contexto actual y la correlación de fuerzas.
En consecuencia, hay que poner a la seguridad como un tema central, no sólo a través de un mayor financiamiento, de una nueva política nacional y de de un ministerio específico, así como una reforma a carabineros y a la ley orgánica de municipios, como bien está impulsando el gobierno de Gabriel Boric, sino también dentro de la nueva constitución que se escribirá, de manera de poder contrarrestar en algo la idea de que la delincuencia está fuera de control, desatada y que no se hace nada al respecto, a pesar de que la evidencia diga algo muy distinto.