Delincuencia: una cadena nacional cotidiana

  • 20-03-2023

Entre las 13 y las 13:35 de este domingo, los cuatro noticiarios de la televisión abierta no hicieron otra cosa -salvo en un caso por un par de minutos- que transmitir noticias referidas a la comisión de delitos. Asaltos, portonazos, asesinatos, baleos y otros parecían ser lo único que ocurría en Chile. Incluso cuando se cubrió Lollapalooza, el evento artístico más masivo de lo que va del año, en vez de hacer mención a los músicos y sus presentaciones, la noticia trató de los asaltos que se habían producido a la salida y la fuente consultada fue, una vez más, un carabinero dando cuenta de los hechos. Como a esa hora mi hijo estaba en el festival, hubiera sido natural imaginar que sería inminentemente objeto de un robo. Claro, porque nadie puso en contexto que las lamentables víctimas eran solo algunas entre un universo impreciso, pero que superaba largamente las 100 mil personas.

Así, por obra de la televisión todos los hechos de la vida cotidiana devienen en delitos e inseguridad. Todos los días, de lunes a domingo, en una incesante cadena nacional.

Más temprano, el candidato presidencial y alcalde de La Florida Rodolfo Carter fue entrevistado en la Televisión Nacional para dar cuenta de su posición sobre las demoliciones de las narco-casas, sus similitudes y diferencias con Bukele y lo mal que lo había hecho el Gobierno en el combate a la delincuencia. Minutos después en el mismo canal, dos importantes líderes del oficialismo, la presidenta del PPD Natalia Piergentili y el presidente de la Cámara, Vlado Mirosevic, empatizaron con el alcalde en vez de expresar discrepancias. Mientras Piergintili señaló que quienes recorren el territorio saben que la criminalidad es la principal preocupación de las personas, Mirosevic señaló textual que si él fuera alcalde haría exactamente lo mismo.

El asunto hasta aquí descrito es complejo porque ni los canales ni los entrevistados mienten. Todo lo señalado es cierto, si se quiere medir con esa vara. Adicionalmente, el problema de seguridad pública es real y no es pretensión de esta columna desdeñarlo. Pero también es sabido que dos maneras típicas de manipulación mediática voluntaria o involuntaria son inocular el miedo en la población y exacerbar un fenómeno para que las personas le den aún más importancia que la que tiene. Para que tengamos algún parámetro, miremos que la inminente votación del proyecto de ley de reducción de la jornada laboral a 40 horas, que con sus luces y sombras es la iniciativa laboral más relevante discutida en años en el Congreso, pasa desapercibida en comparación a un intento de portonazo en Maipú.

Así, llama la atención que siendo tan descomunal la cobertura sobre la delincuencia, nunca se entreviste a quienes estudian el fenómeno desde las universidades, los mismos que han denunciado el bajo nivel técnico de la discusión pública, el populismo penal y la demagogia efectista, entre otros panes de cada día en nuestro país. Los entrevistados son siempre testigos y carabineros, que se refieren al hecho concreto pero no tienen ninguna posibilidad de dar contexto y parámetros a la información.

Sería deseable por el bien de los habitantes del país y en especial de quienes han sido víctimas de la delincuencia, que el debate público favoreciera las necesarias transformaciones institucionales y no la idea de que el problema se resuelve con soluciones mágicas o salvadores. Hace años ya tuvimos a un candidato que -impulsado por los amplios espacios otorgados por la televisión a la delincuencia- llegó a La Moneda prometiendo que a los delincuentes se les acabaría la fiesta. Pero la fiesta no se acabó, porque estos asuntos deben ser abordados con esfuerzos sistémicos e institucionales. Ahí se debe poner el acento.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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