Probablemente el Covid no era la única razón del supremacista Donald Trump para imponer el mencionado Título 42 y su Artículo 8°, probablemente también había xenofobia, racismo y clasismo detrás de su decisión, algo no infrecuente en un país donde una parte importante de la población comparte esos sentimientos. El Título 42 es un añoso estatuto de salud creado en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, y que la administración Trump desempolvó para remodelar la política de Estados Unidos en su frontera sur, haciendo prácticamente imposible pedir asilo en ese país.
A partir de entonces, el gobierno norteamericano ha expulsado a casi 1.3 millones de migrantes desde sus fronteras sin ofrecerles la oportunidad de solicitar asilo u otras protecciones humanitarias. El Dr. Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas en Estados Uniudos comentó a CNN que los inmigrantes “no eran en absoluto” una fuerza impulsora del COVID-19. Cuando se le preguntó sobre el Título 42, Fauci subrayó: “Mi sensación siempre ha sido que centrarse en los inmigrantes y expulsarlos no es la solución a un brote”.
Y pese a que la política conocida como Título 42 (por la sección del estatuto de salud donde se originó) se ha enfrentado a desafíos legales y políticos, ella seguía vigente hasta este jueves. Pero también reemplazó a todas las demás leyes estadounidenses, incluidos los estatutos que otorgan a los migrantes el derecho a buscar asilo; evitar que los perseguidos sean devueltos a países donde enfrentarían amenazas, daños o torturas; y proteger a los niños no acompañados vulnerables al tráfico de menores.
Human Rights First, grupo sin fines de lucro, ha identificado al menos 7.647 secuestros, violaciones y otros ataques a personas expulsadas o bloqueadas en la frontera entre Estados Unidos y México desde que Biden asumió el cargo, incluidos varios niños violados en campamentos constituidos por tiendas de campaña en Tijuana y Reynosa, en el Valle del Río Grande.
Como contrapartida, el gobierno de Biden intenta que los migrantes recurran a “vías legales”, como solicitar asilo, recurrir a un permiso de reunificación familiar o acogerse a un programa especial existente, el que autoriza que 30 mil personas de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití puedan entrar al país cada mes por razones humanitaria. Los que no se acojan a estas tres posibilidades y se mantengan de forma irregular en territorio estadounidense, serán inexorablemente expulsados.
Hace pocos días se publicaron los datos del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos: durante el año fiscal 2021 que finalizó el 30 de septiembre de ese año, hubo 1.7 millones de personas detenidas en la frontera suroeste. Ese año marcó el mayor número de arrestos en la historia de la Patrulla Fronteriza, lo que se debió, en parte, a que las expulsiones rápidas que posibilitaba hasta ahora el Título 42 hacía que los migrantes volvieran a cruzar la frontera estadounidense apenas eran expulsados hacia territorio mexicano.
De hecho, como muchos de esos migrantes dejan sus países motivados falsamente por el famoso “sueño americano”, creen, también falsamente, que a partir del viernes 12 de mayo las fronteras de Estados Unidos estarán abiertas. Pero se equivocan porque aquello simplemente no ocurrirá, según ha advertido clara y repetidamente Washington.
Entonces, ¿qué ocurrirá a partir de este viernes 12 de mayo? Al menos en el papel, a partir del viernes por la mañana, el gobierno de Biden planea ofrecer a algunos migrantes la oportunidad de regresar voluntariamente a México y que pueden elegir un camino diferente para llegar a Estados Unidos. Lo informarán especialmente a los solicitantes de asilo de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití que han sido detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza por cruzar el límite de forma ilegal. Es decir, deben estar fuera del territorio de EE.UU. para poder acogerse a ese proceso. ¿Qué más ocurrirá? Por ahora, lo seguro es que la confusión se impone entre los miles de migrantes que aguardan las cero horas fronterizas entre el jueves y viernes. Lo demás sólo se verá el viernes.
Según datos de la Organización Internacional de las Migraciones, América Latina es el territorio donde se ha producido el mayor aumento mundial de migraciones internacionales en los últimos años: desde 8,3 millones de personas en 2010 hasta 16,3 en 2022. Es decir, un incremento del 100%.