Los colegios electorales se abrirán mañana para que más de 35 millones de argentinos puedan ejercer su derecho al voto en unos comicios generales marcados por la irrupción de una tercera vía radical, que aspira a romper el tradicional pulso entre peronistas y conservadores de la mano de Javier Milei. El candidato ultranacionalista dio la sorpresa en las elecciones primarias al imponerse a los teóricos favoritos a la Presidencia.
Argentina elegirá a 130 diputados, 24 senadores y cargos regionales en una jornada que, sin embargo, tendrá como principal atractivo la lucha por llegar a la Casa Rosada. El actual presidente, Alberto Fernández, renunció a presentarse, por lo que gane quien gane este domingo -o el 19 de noviembre en caso de que sea necesaria una segunda vuelta-, en diciembre el país sudamericano estrenará jefe o jefa de Estado.
Los sondeos apuntan a que de esta primera vuelta no saldrá el vencedor definitivo, ya que una victoria directa implicaría superar el 45 por ciento de los votos o al menos obtener más del 40 por ciento si llega acompañado de una diferencia de más de diez puntos sobre el rival más directo. En primarias, ninguno de los aspirantes cumplió estos requisitos.
Ni siquiera Milei, que como candidato de La Libertad Avanza se convirtió en la gran sorpresa al obtener tres de cada diez sufragios. Abanderado de los denominados libertarios, sus mensajes en materia social no dejan lugar a dudas y aboga por prohibir el aborto, al tiempo que pone en cuestión la cifra oficial de 30.000 desaparecidos durante la última dictadura.
Quiere acabar con “el modelo de la casta” y aboga por reducir al mínimo el papel del Estado, dentro de una batería de mensajes que estarían teniendo especial eco entre la ciudadanía por el lado económico. Entre sus propuestas figura la dolarización de la economía argentina para paliar la devaluación del peso en un país que acumula una inflación interanual de más del 100 por cien.
Enfrente tendrá a Sergio Massa, precisamente el actual ministro de Economía en el Gobierno de Fernández, que se presenta como candidato de Unión por la Patria. En sus mensajes de campaña, ha acompañado alusiones a ciertos cambios con mensajes de carácter continuista en los que se ha dirigido de forma particular a la clase trabajadora, tradicional caladero de votos del peronismo.
La tercera candidata con opciones es Patricia Bullrich, antigua ministra de Seguridad durante la etapa presidencial de Mauricio Macri. Aunque sus orígenes políticos se remontan a las juventudes peronistas, se la considera representante del ala más dura de Juntos por el Cambio y también promete restringir el papel del Estado, aunque no al nivel dialéctico ni teórico de Milei.
“Me preocupan las ideas de Milei, son malas y peligrosas“, expone Bullrich, que incidió en el cierre de campaña en que debe ser ella el estandarte del cambio frente al kirchnerismo, arropada entre otros líderes por Macri. El expresidente coincidió en que, con Milei, “no hay cambio posible“, con la vista puesta en cómo podrían repartirse los votos en caso de segunda vuelta.
La visibilidad de Macri en campaña contrasta en cambio con el paso atrás del actual presidente y de su ‘número dos’, Cristina Fernández, que han dejado todo al protagonismo a Massa y también al candidato para Buenos Aires, Alex Kicillof. Los sondeos han situado este año el nivel de apoyo a la gestión de Alberto Fernández en mínimos históricos.
La terna de las elecciones presidenciales la completan Myriam Bregman, del Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad, y Juan Schiaretti, símbolo del peronismo disidente y candidato por Hacemos Nuestro País. Ninguno de ellos alcanza los dos dígitos en intención de voto y, a priori, no tienen opciones de pasar a una hipotética segunda vuelta frente a los tres favoritos.
El futuro presidente deberá lidiar con un escenario complejo en lo económico, ya que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía argentina se contraiga este año un 2,5 por ciento y que la inflación supere el 130 por ciento. El tipo de cambio oficial es de 365 pesos por cada dólar, pero en el mercado informal rebasa los 1.000.
En Argentina, el voto es obligatorio salvo excepciones contempladas por la ley y que debe en cualquier caso justificar el elector. No acudir implica multa y, en caso de impago, la inhabilitación para realizar gestiones ante los organismos oficiales durante todo un año.
La obligatoriedad del voto no se aplica en el caso de los argentinos expatriados. En España, más de 110.000 ciudadanos están llamados a las urnas en seis centros distintos. repartidos en función de los distintos consulados: Barcelona es el más multitudinario, con 47.000 potenciales votantes, mientras que Madrid concentra a unos 34.000.
El Gobierno anunció esta semana la suspensión de la votación de este domingo entre los expatriados en Ucrania e Israel por razones de seguridad, una medida criticada desde la oposición especialmente en el caso de este último país, ya que están registrados unos 14.000.