Malqueridas: Maternar en lo clandestino

  • 17-05-2024

A inicios de este 2024 había en Chile 4.114 mujeres privadas de libertad, de las cuales cerca de un 74% declara tener al menos un hijo vivo, siendo -la mitad de ellos- menores de edad.  Durante las últimas dos décadas, la población carcelaria femenina ha aumentado en más de un 98% dejando a nuestro país como el segundo, de América Latina con la más alta proporción de mujeres privadas de libertad, superado sólo por la Guayana Francesa. Estos datos son el contexto de la realidad a la que refiere el conmovedor documental “Malqueridas” de la realizadora Tana Gilbert.

En una propuesta cinematográfica, de gran compromiso político, la realizadora y su equipo pone en pantalla material que mujeres privadas de libertad han grabado clandestinamente desde su encarcelamiento. Hay varios elementos en el documental que dan cuenta de que no se trata solamente de visibilizar la realidad de las madres encarceladas y separadas de sus hijos, sino de darles voz a ellas mismas para compartir desde su lenguaje y mirada esta experiencia. 

Por una parte, el material fue recogido durante cinco años en un delicado trabajo que hizo la directora, la productora del filme – la destacada documentalista Paola Castillo- y parte del equipo, gracias a su vínculo con la organización Leasur. Durante todo ese tiempo fueron recibiendo estos videos y fotografías que fueron grabadas y rescatadas ilegalmente, ya que en los recintos penitenciarios está prohibido tener teléfonos móviles, aunque es una práctica común, especialmente porque es la manera de mantener contacto con sus familias y de continuar -como sucede en muchos de estos casos- pendientes de la organización cotidiana de la vida de los hijos. El utilizar este material dota a este documental de un carácter único, que no juzga ni a las mujeres en la cárcel, ni su ejercicio de registro y, menos aún, el material que ellas comparten.

La fragilidad de este material – tanto por su propio soporte, como por el riesgo de ser requisado- hizo que las realizadoras tomaran la decisión de imprimir cada uno de los registros – en total 32.640 frames– que fueron digitalizados posteriormente para asegurar su permanencia y hacerlos parte de la película. Este esfuerzo técnico hace que el documental tenga una textura muy particular, que – en momentos- roza con el cine de vanguardia y que, al mismo tiempo, construye una profunda conexión emocional con el espectador gracias a lo poderoso de las imágenes y al relato en off que nos acompaña todo el metraje. Este relato es otro elemento fundamental de esta narración, la voz que escuchamos es la de Karina Sánchez, y lo que nos cuenta es parte de su historia y también de las historias de una veintena de mujeres madres que están o pasaron por la cárcel y cuyas experiencias se aúnan en este relato.

El resultado de este trabajo sensible y dedicado es una película inolvidable y transformadora. Un filme que nos recuerda el poder del cine para ir más allá de la experiencia del visionado y conmovernos con experiencias profundas y reales que nos obligan a repensar la manera en que organizamos sociedad. 

“Malqueridas” es un documental urgente que plantea temas urgentes, pero que escoge hacerlo desde el cariño y la contención. Desde el respeto con el que trata a las mujeres que comparten sus historias y el cuidado al tratar esas historias. Es una película que abre debate, un debate necesario que define la vida tantos de estas madres como de sus hijos y las comunidades que las rodean, más cuando hay diversos estudios que indican que los niños y niñas que crecen con sus madres encarceladas tienen mayores probabilidades de ingresar a centros de reclusión, en algún momento de sus vidas. Para cerrar, me quedo con las palabras de Tana Gilbert y Paola Castillo que señalan, en una columna en Ciper que describe el sentido de esta película que: “La privación de libertad implica que una persona queda restringida en sus movimientos y actividades, pero en ningún caso es una condena que vaya contra sus derechos humanos.

Los lentos avances en la implementación de políticas públicas trae consigo que la dignidad de las mujeres privadas de libertad y de sus hijos e hijas sigan siendo gravemente vulneradas. El debate y visibilidad de la maternidad en prisión es un tema que requiere de nuestra mirada colectiva, y así comprender las consecuencias que este tiene para las mujeres, sus familias y nuestro tejido social. Un Estado que abandona a mujeres y sus familias perpetúa un ciclo de desigualdad e injusticia que necesitamos reparar”. 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Presione Escape para Salir o haga clic en la X