A principios del siglo XX, el incendio de la legación (embajada) alemana marcó en nuestra sociedad la necesidad de avanzar en la especialización forense. Se trató de un hecho criminal, donde las evidencias halladas en el sitio del suceso hicieron creer, en primera instancia, que el cuerpo carbonizado encontrado era del canciller. Sin embargo, los exámenes odontológicos permitieron a los investigadores concluir que el cuerpo era del portero, a quien el canciller había asesinado y puesto sus ropas para fingir su muerte en el incendio, y así huir con el dinero de la embajada que había robado.
Este hecho puso en evidencia la necesidad de abordar multidisciplinariamente una investigación criminal, pasando de las simples “morgues” a un Instituto Médico Legal que potenciara la labor pericial y donde también pudiera desarrollarse la formación médica, contando con un lugar para poner en práctica lo que hasta entonces los futuros profesionales sólo aprendían en las aulas.
Así nace la primera sala docente de anatomía enfocada en la enseñanza de la medicina legal del país, el auditorio Dr. Tomás Tobar del actual Servicio Médico Legal, que con casi 100 años de existencia sigue estando vigente. Hoy se imparten clases a más de 200 estudiantes por año, en un aula que aún mantiene su estructura original, única en Latinoamérica.
Estos espacios donde la ciencia y la educación se entrelazan, son verdaderos tesoros del patrimonio cultural y científico. No tan solo son salas de clase, si no que testigos silenciosos de siglos de descubrimientos, enseñanzas y avances médicos.
De ahí que la Dirección Nacional del organismo forense esté comprometida con su preservación, para permitir que las próximas generaciones sigan utilizándola. Este es un punto primordial, ya que el Servicio Médico Legal en 1915 no solo se concibió como un espacio técnico pericial, sino que también como un espacio docente y de resguardo patrimonial material e inmaterial de la Institución.
En términos arquitectónicos e históricos, también es crucial reconocer y preservar el valor de nuestro auditorio de anatomía, conservando su arquitectura única y promoviendo su uso para la educación y la investigación, fundamental para el desarrollo forense del país.
Por Francisca Silva Gálvez, Instituto Médico Legal Dr. Carlos Ybar, Servicio Médico Legal y Alicia Campos Gajardo, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile.