Día Internacional de las Mujeres Rurales

  • 15-10-2024

Cada 15 de Octubre, la Organización de las Naciones Unidas conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales, como un esfuerzo para visibilizar la labor que realiza una cuarta parte de la población mundial, que es afectada directamente por los efectos de la pobreza extrema, la discriminación, el hambre y el cambio climático.

Son, precisamente las mujeres rurales, quienes aseguran la mitad del sustento alimenticio de nuestro planeta y las que custodian el medio ambiente y preservan la biodiversidad. Como agricultoras, muchas mujeres rurales han aprendido a hacer frente al cambio climático, practicando una agricultura sostenible, preservando las semillas antiguas, o liderando iniciativas de reforestación y recuperación del bosque nativo.

Son por todo esto, actrices fundamentales en la construcción de un proyecto futuro que haga posible la vida a pesar de la devastación que nos afecta. Ello ocurrirá sólo si las políticas públicas en que muchas veces incide en su trabajo, logran reconocer los saberes y conocimientos que estas mujeres han logrado rescatar y transmitir de generación en generación. Para ello, es necesario que el Estado abandone la idea de pensar a un sujeto homogéneo y racional, que requiere ser capacitado para aplicar conocimientos que no tiene. En particular en el contexto del territorio mapuche.

El esfuerzo, a nuestro parecer, es hacer todo lo contrario, pues en los contextos rurales la epistemología y los modos en que se representa la realidad implican reintroducir otras dimensiones que van más allá de la pura racionalidad occidental. Allí, son fundamentales asuntos como: los saberes locales, una forma de pensamiento que no es lineal y los vínculos de interdependencia que están mediados por los compromisos, afectos y emociones con el territorio con el que cohabitan. De este modo, su participación en los programas públicos, nunca se termina de estabilizar, ni de ordenar por completo. Es probable que no se ajuste a etapas, ni cumpla cabalmente los objetivos y metas; sin embargo, es una participación necesaria para fortalecer el trabajo en el mundo rural.

Es por esto, que los programas destinados a este sector, deberían considerar e incorporar elementos como la espiritualidad, la relación con la naturaleza (no sólo a partir de su vínculo utilitario funcional), la sensibilidad por los animales, por el bosque, por aquello que tiene vida a pesar de que no lo veamos como seres humanos. Por todo aquello que forma parte constitutiva de los saberes que participan de la construcción de mundo en la ruralidad. No considerarlo o dejarlos fuera de los “formularios” es una violencia más que las mujeres tienen que enfrentar para hacerse parte de los circuitos de la política pública. En muchos espacios locales, sobre todo en Wallmapu, las mujeres han tejido lealtades y vínculos de trabajo y apoyo que les ha permitido a lo largo del tiempo incidir sobre el curso del mundo que las rodea no sólo para resistir sobre dinámicas que les intentan imponer, sino de organizar sus experiencias colectivas para generar nuevas respuesta al devenir como mujeres en el mundo del campo en este Chile en contradicción.

Por Bárbara Olivares Espinoza, Magíster en Psicología Comunitaria y Dra. en Ciencias Sociales, co-investigadora Proyecto FONDECYT Regular 1230530, “El enfoque comunitario en la política social de género: explorando la acción pública y la participación de las mujeres en el Chile actual”.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Presione Escape para Salir o haga clic en la X