Durante las últimas semanas hemos visto gravísimas denuncias de violencia sexual contra hombres conocidos y con poder: el ex subsecretario del ministerio de Interior, Manuel Monsalve, y el exfutbolista Jorge Valdivia. En este contexto, las feministas hemos sido insistentes respecto del carácter político de este tipo de crímenes, que corresponden a un ejercicio de dominación y poder patriarcal. Del mismo modo, hemos denunciado la negligencia institucional y el aberrante espectáculo orquestado por los medios de comunicación, que han expuesto y revictimizado a las denunciantes, reforzando las estructuras que permiten la reproducción de la violencia machista.
Denunciamos también la mezquindad de algunos sectores políticos -especialmente los conservadores- que pretenden sacar rédito político, utilizando al feminismo y a las mujeres a su conveniencia. Son ellos quienes hoy, en su infinita audacia, intentan responsabilizarnos por la violencia que perpetran hombres agresores, amparados en un modelo de producción y reproducción del machismo que se empeñan en defender.
Ejemplo de estos ataques son el permanente cuestionamiento a las denunciantes -porque tardan mucho, poco, o porque no son la “buena víctima”-; el emplazamiento descarado a las feministas -que no nos manifestamos como ellos dicen que deberíamos-. Vemos que esto también se expresa en la arremetida contra autoridades mujeres, que cumplen roles en lugares de poder. En este sentido, rechazamos categóricamente los continuos ataques contra la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, quien ha sido flanco de acusaciones, buscando incluso removerla de su cargo por las deleznables acciones de un hombre del Gobierno.
Como feministas y mujeres organizadas, con una larga trayectoria de activismo y movilización, valoramos que una mujer feminista como Antonia Orellana lidere la cartera y ocupe todos los espacios que su rol le otorga para contribuir a la erradicación de la violencia contra mujeres. Tenemos la certeza de que ese ha sido el sello de su gestión y confiamos en que esa será la convicción con la que continúe trabajando.
No permitiremos que los mismos que han restringido históricamente los avances en materia de derechos humanos de las mujeres pretendan hoy dar lecciones y cobrar revanchas políticas, a través de ataques infundados contra las mujeres en todos los ámbitos.
Las feministas continuaremos organizadas y vigilantes, trabajando día a día en todos nuestros espacios por desarmar todas aquellas estructuras que sostienen la violencia contra las mujeres.
“La vergüenza debe cambiar de bando”, Gisèle Pelicot.
Por la Coordinación Nacional, Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres.