La declaración de la independencia que Yasser Arafat presentó en Argelia el 15 de noviembre de 1988 no fue un gesto simbólico, fue la manifestación y demanda del pueblo palestino por su derecho inalienable a la autodeterminación encarnada en un Estado palestino independiente y soberano, con Jerusalén Este como capital.
Hoy, 36 años después, la aspiración legítima sigue siendo la misma y recientemente reafirmada por las Naciones Unidas que adoptó una resolución que afirma derecho del pueblo palestino a libre determinación, independencia y libertad frente a la ocupación.
El Presidente de Palestina, Mahmoud Abbas reafirmó el compromiso inquebrantable de Palestina con sus derechos y principios nacionales declarando: “No nos desviaremos, no cederemos y no negociaremos con nuestros derechos y nuestras constantes nacionales. Nuestra mano sigue tendida hacia la paz, pero no a cualquier precio. La paz comienza con nuestro derecho a un Estado palestino independiente y soberano, con Jerusalén Este como su capital”.
Porque mientras el Estado Palestina intenta fortalecerse y gobernar, el Gobierno de Israel continúa expropiando terrenos palestinos, desmembrando Cisjordania con asentamientos, colonos y el muro del apartheid; expulsado ciudadanos palestinos de Jerusalén y su guerra de genocidio y desplazamiento en Gaza.
Después de 76 años de catástrofe, vivimos una nueva catástrofe. Somos testigos en tiempo real de 406 días de agresiones ininterrumpidas de las fuerzas de la ocupación contra el pueblo palestino, que cobraron la vida de más de 43.000 mártires y dejaron a más de 103.000 heridos.
Las palabras de inicio de la declaración suenan en la memoria colectiva palestina: “Con una tenacidad épica que trascendió tanto el espacio como el tiempo, el pueblo palestino forjó su identidad nacional”.
Es esa tenacidad la que permite que sobrevivir en el horror del genocidio y el desplazamiento, con la esperanza de que la Comunidad Internacional actúe real y concretamente para confirmar el Derecho Internacional, terminar con la ocupación y reconoce a Palestina con su derecho inalienable a la autodeterminación y soberanía y la esperanza.
Pero la Independencia de Palestina sólo será posible con un alto al fuego inmediato y definitivo en Gaza; con el fin de los crímenes cometidos por las fuerzas de ocupación y los colonos en Cisjordania y Jerusalén. Como dijo el Presidente Abbas: “No aceptaremos ningún plan o declaración que indique intenciones expansionistas deliberadas”.