Marcela Campos Rojas, utilizó los archivos de la Fech, la prensa de la época y testimonios de casi un centenar de estudiantes y campesinos de la zona de Aconcagua.

Mache Campos Rojas, ex estudiante de Castellano, participó en 1985 de los trabajos voluntarios de la Fech, actividad que la motivó a escribir un libro sobre la experiencia.

En las más de trescientas páginas, la narradora se esconde y aparece; el colectivo habla y la autora tiene la complicidad del silencio con sus compañeras/os. Un libro que no elige género literario, un híbrido, una crónica, un ensayo, una obra para ser leída, emocionada y valorada.

Mache Campos retrata el participar de una generación definida por su involucramiento en la resistencia a la dictadura, por combatir a los guardias/militares de los campus universitarios, denunciar el asesinato de otras/os jóvenes.

Vivir la incertidumbre del vivir fue una sensación que se enfrentaba asumiendo todas las formas de lucha, aquellas vinculadas a la no violencia activa y a la radicalidad de las movilizaciones sociales y su legítima autodefensa.

Es un texto coral, anónimo, aunque tiene autora conocida. Quizás esa es una de las características más visibles de aquellas voces retratadas: tienen la virtud de hablar en plural, pensar en plural, sentir en plural y amar en colectivo.

A las seis de la mañana de aquel 8 de febrero de 1985, Carabineros irrumpió en el campamento, llegaron armados, prepotentes, violentos, impunes. Eran 173 jóvenes que separaron por sexo y entonces, les practicaron torturas colectivas e individuales, golpes selectivos y plurales, querían humillar a un puñado de personas rebosantes de la dignidad que faltaba a sus represores.

Patricio Manzano González no resistió los tormentos y murió a causa de una insuficiencia cardíaca; el régimen civil y militar le negó auxilio médico entonces y también negó la verdad y la justicia por casi cuarenta años.

Aquellos tres días de detención insinuaron la respuesta de la dictadura a las movilizaciones sociales, que se consolidaban y eran ascendentes.

1985 y el 23 febrero Carlos Godoy Echegoyen muere producto de la tortura a la que fue sometido en una Comisaria de Quinteros.

1985 y el terremoto de marzo dejó al desnudo la marginalidad material de la zona central.

1985 y el asesinato de tres jóvenes, Rafael y Eduardo Vergara y Paulina Aguirre; más otros tres luchadores sociales: José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino.

1985 y en mayo Tatiana Fariña muere explosionada en el baño de una municipalidad.

1985 y en la cárcel de Valparaíso es asesinado el joven estudiante de historia Gonzalo Muñoz Aravena.

Mache relata a esa generación de los ochenta que podría apellidarse Manzano, Vergara, Aguirre, Fariña, Muñoz y tantos apellidos como rostros de una rebelión inconclusa, de una insolencia a respetar y de una altura ética a reconocer y admirar.

Propone recordar, invita a hacer memorias y contar las historias que merecen ser memorias, re-construir esas memorias que la transición política quiso olvidar; meter en la trituradora de la indiferencia, en la sociedad de la medida de lo posible.

“Sueños de Victoria. Patricio Manzano o el acoso a la FECh 1985”, es un texto inspirador para las nuevas generaciones, un texto necesario, un libro aglutinador que convoca a pensar y actuar colocando a las y los otros como un colectivo, por sobre la tentación de un yo como único referente de mi/la existencia.

Es una obra que perfila la consigna transversal asumida por la generación que luchó en contra de la dictadura: Luchar, Unir, Vencer.