La presión de los mercados y la especulación financiera terminaron por lograr que Italia aprobara la noche de este viernes una serie de medidas drásticas contra la crisis provocada por el endeudamiento, que además son un conjunto de exigencias hechas por el Banco Central Europeo y otros países de la Eurozona.
El decreto de ley fue adoptado de forma unánime por el Consejo de Ministros. Se espera que Italia logre un ahorro de 45.000 millones de euros para el 2012 y el 2013, al que se suma el plan de austeridad aprobado en julio y con el que se evitaría el gasto de 48.000 millones de euros en los próximos tres años.
En conferencia de prensa, Silvio Berlusconi explicó que el “impuesto de la solidaridad” será de un 5% para las rentas superiores a los 90.000 euros y de un 10% para aquellas que superen los 150.000 euros. Es la primera vez en casi dos décadas que Berlusconi acepta aumentar los impuestos a la clase más rica de Italia.
Otro de los puntos del plan es el recorte a los “costes de la política”: 38 provincias italianas serán fusionadas con alcaldías, lo cual significa la eliminación de unos 50.000 cargos estatales. Además, otra una quincena de medidas fue decretada para detener el despilfarro y evitar mayores gastos en el mantenimiento del aparato político.
El gobierno de Berlusconi confía así lograr el equilibrio fiscal en el 2013 y reducir su deuda pública, que asciende a 1,9 billones de euros, el 120% del PIB de la tercera economía más importante de la zona euro.