Tras el acuerdo de Grecia con el Eurogrupo para recibir un segundo paquete de ayuda financiera por 130 mil millones de euros –que se suma a otro anterior de 100 mil millones -, los mercados reaccionaron sin grandes cambios. El valor de las acciones europeas se encontraba ayer en máximos de seis meses, medidas por el índice Eurostox 50, lo que muestra que los agentes ya habían descontado este convenio, dados los costos aún mayores de no ser conseguido.
Los 130 mil millones de euros que se entregarán a Grecia (casi un 90% del PIB chileno) alejan el fantasma de la quiebra que se asomaba hacia el 20 de marzo, cuando Atenas debe pagar 14.500 millones de euros a sus prestamistas, pero ya son demasiados los operadores que estiman que la ayuda llega tarde y mal y no resuelve el fondo de un problema de super-endeudamiento fiscal por más de 350 mil millones de euros -160% del PIB- , aun con el perdonazo de más de 100 mil millones de euros que implica para los privados.
Los bancos, aseguradoras, fondos de inversión y fondos de pensión perderían en total 107 mil de los 200 mil millones de euros de deuda griega en sus manos, según cálculos de la AFP, recibiendo a cambio, papeles nuevos cuyo valor será inferior en 53,5% de los actuales. El 15% del valor inicial de los bonos se convertirá en deuda emitida por el Fondo de Rescate Europeo (FEEF) y 31,5% en débito griego a 30 años. El 53,5% restante queda condonado. Además, el interés de las nuevas obligaciones es del 3,65% promedio, muy por debajo del de los títulos que los acreedores tienen ahora.
El director de Seven Investment, Justin Urquhart, usando una metáfora marítima que recuerda al Titanic, dijo que se ha esquivado el iceberg, pero que el barco no ha salido de la zona de hielo. En efecto, Grecia ha aceptado el bloqueo de sus cuentas para garantizar el pago de la deuda y ha transferido parte de su soberanía a la “troika” –BCE, FMI y Unión Europea- la que ha impuesto un plan de ajuste presupuestario que se extiende hasta el 2020. Las consecuencias sociales del acuerdo están por verse, pero aseguran un período sin crecimiento, que mantendrá el valor de las acciones bajas y las confianzas deprimidas.
El mercado sabe, además, que Grecia tiene que presentar todavía un plan creíble de ahorro de 325 millones de euros anuales y que las cifras para llegar al objetivo de una relación deuda/PIB del 120% en 2020, sólo cuadran si Atenas vuelve al crecimiento cero en 2013 y empieza a crecer por encima del 2% en 2014. Los analistas dicen que es un misterio cómo logrará la meta, dado que, ni puede devaluar, pues se mantiene dentro del euro, ni tiene estímulo económico interno ni externo para hacerlo, considerando que toda deuda que se emita a contar de ahora tiene orden de prelación de pago inferior a la actual, por lo que nuevos inversores no comprarán deuda griega, a no ser que reciban altas tasas por el riesgo que asumen.
Por otro lado, el plan estima que 95% de los tenedores de bonos aceptará voluntariamente el acuerdo de quita de 70%. Si no resulta, Grecia puede aplicar una Cláusula de Acción Colectiva que transformaría el “acuerdo de reestructuración de deuda voluntario” en “impago involuntario”, incrementando el riesgo de default desordenado. Hasta ahora, la International Swaps and Derivatives Association (ISDA), entidad de referencia para arbitrajes sobre CDS (Credit Default Swap, seguros para cubrirse de riesgos de suspensión de pago), ha dicho que como la operación de canje es voluntaria y no es una modificación unilateral en las condiciones del contrato entre deudor y acreedor, el acuerdo Troika-Grecia no desencadenará el pago de CDS, evitando un impacto financiero mayor en el resto de los mercados mundiales.
At last, but nos least, el plan presupone que los políticos griegos -con elecciones en abril- se comprometen con lo firmado y que logran convencer a los votantes de aceptarlo, hecho que, por lo que se ha visto, será, a lo menos, complejo.