La ministra del Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, encabezó la ceremonia de cierre del proyecto de apoyo a la Evaluación Ambiental Estratégica en Chile, que será sometido en los próximos días a un consejo de ministros para luego convertirse en Decreto Supremo.
Este protocolo se usa desde el año 2009 en planes reguladores de todo tipo, no es obligatorio, y este nuevo proceso pretende incorporar consideraciones ambientales en planes y políticas públicas con miras a impulsar la planificación sustentable en el país.
Esto lo explicó la ministra, ejemplificando que, en el caso de Energía, mediante la EAE se podría definir la matriz energética de un país: “Es una cosa mucho más macro que permite tener una visión más a largo plazo de cómo uno quiere que sea, por ejemplo, la política energética”, dijo.
María Ignacia Benítez, añadió que esta política incluso podría evitar los conflictos ambientales que han proliferado producto de determinados proyectos.
No obstante, el ambientalista de la organización Ecosistemas Juan Pablo Orrego aseguró que el instrumento EAE es una iniciativa construida “en el vacío”, al no haber una planificación previa respecto de la materia: “Antes necesitamos un proceso de ordenamiento territorial, una suerte de plan maestro de desarrollo, una estrategia de manejo integrado de cuencas hidrográficas. En ese contexto, tú puedes hacer una evaluación ambiental estratégica. Esto es poner la carreta ante de los bueyes”, afirmó.
Ante esto Orrego criticó duramente a toda la institucionalidad ambiental, asegurando que la manipulación política y económica que en ésta ocurre ha provocado la destrucción de santuarios naturales: “Nos parece que aquí se está haciendo maquillaje, que no hay realmente seriedad respecto de cómo se está instalando todo el tema ambiental. Antes el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental bajo el paraguas de la Segpres era una farsa y hasta el día de hoy lo sigue siendo, en el sentido en que es un proceso totalmente manipulado”, dijo.