¡¿Por qué, Señor, por qué?!…

Jugamos como nunca y terminamos como siempre: sufriendo. Las Selecciones de Fútbol de Chile y Colombia han terminado empatando 3-3 en un partido trascendental para las pretensiones de ambos… Resulta indiscutible que esos 3 goles de Chile en sólo la primera media hora del partido, es lo mejor que se le ha visto a la Selección Chilena en mucho tiempo. Precisión, carga, efectividad, goles. Brillaron todos, pero especialmente Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Valdivia, Carmona, Edu Vargas, Isla, Carmona, Gary Medel, en fin… todos…

Y sin embargo, gracias al desempeño del árbitro brasileño (¿árbitro FIFA?), que no cobró ni una de las muchas infracciones de los colombianos y sí fue muy estricto para cobrar las dos o tres faltas de los chilenos, incluida la expulsión de Carmona, Colombia empató con dos penales y un gol legítimo que dio vuelta un tremendo resultado para nosotros.

Los chilenos nos quedamos con el grito de gol rajándonos la garganta, acariciando como en un sueño en esos primeros fantásticos 45 minutos, lo que ya nos parecía nuestro seguro pasaje sin escalas al Mundial Brasil 2014… Pero no se pudo porque, si el primer tiempo fue fantástico, el segundo tiempo de nuestra Selección fue para olvidar.

Este viernes 11 de octubre, Santiago de Chile vació sus calles muy temprano. Todo el mundo quería ver y gozar el partido del año. Al promediar el cotejo, a Plaza Italia, lugar tradicional de celebraciones deportivas y ciudadanas, ya empezaban a llegar chilenos jubilosos. Cuando escribo ésto, apenas una horas después, el pueblo emprende lentamente la retirada, las banderas gachas y la ilusión rota, al menos por hoy. Ahora, deberemos jugarnos una vez más nuestras posibilidades ante Ecuador.

Alcanzar la gloria y el infierno en sólo 45 minutos parece ser nuestro sino.

Nuestro sino futbolero, no hay caso.

Luis Schwaner